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12 abr 2012

Capítulo 1: Comienzo

Mi nombre es Eris Strauss y tengo 16 años, curso el segundo año del instituto. Vivo en las afueras de la ciudad junto a mi abuela, no lo es realmente no tenemos un lazo consanguíneo pero es la mujer que nos ha criado, y otras chicas de mi misma edad (bueno yo soy la más pequeña puesto mi edad y mi tamaño).

Desde que nací fui entrenada como el resto de nuestros antecesores en el arte de la cacería, de lo que los simples humanos llamarían criaturas de ficción. Al igual que mis compañeras de piso todas las mañanas con el alba la abuela Shion nos levanta para comenzar con los ejercicios matutinos, que por cierto todas odiamos, el cual consta de correr rodeando el espeso bosque que rodea nuestra casa en menos de 10 minutos; luego sigue la practica con espadas o todo instrumento afilado que se pueda utilizar para matar; seguido de las clases de artes oscuras (comúnmente conocido como magia).

Por fin luego de esto desayunamos y nos alistamos para ir al instituto.

Pensarán que seria aburrido ir a al colegio luego de lo que os he contado pero no, ese lugar es como una distensión a nuestros problemas donde nos podemos relajar y mostrarnos normales “humanas” por así decirlo; pero este día todo cambio para mal en un sentido que se me caería el cielo encima si pudiera.

Carol la mayor de nuestro pequeño grupo de cuatro (17 años), es alta esbelta de metro setenta, de ojos tan verdes como el jade, de cabellos negros mas oscuros que la mismísima noche que le llega a la altura de la cintura. Su cuerpo es perfecto, sus medidas se igualan a las de una modelo; condujo su camioneta Nissan hasta el instituto como todos los días, en el asiento del copiloto estaba Rachel (17 años) como de costumbre mirándose en el espejo que lleva siempre con ella para elevar más su ya resaltada vanidad. Es muy linda y muy afortunada de tener unas curvas que los chicos siempre dicen que son peligrosas si te acercas mucho, con su cabello rubio ceniza sus bucles le llegan hasta el hombro y un corte que hace que las líneas de su rostro la hagan parecer aún más angelical de lo que ya es; con ojos de un color miel tan embriagador que te podría parecer nunca llenarte de esa dulzura que emana de ellos. Y por si fuera poco tiene la misma estatura que Carol, lo que complementa su envidiable apariencia de ángel.

“Carol hoy no regreso con Uds., así que no me esperen” decía Rachel mientras retocaba su maquillaje.

“No hablaras en serio o si? Vas hacer que Shion nos mate a todas por dejarte sola” esta vez la que contestó fue Luz (17 años) una de las chicas que podría igualar en belleza a Rachel y a Carol pero así como hermosa es mucho más inteligente que el resto de la escuela, el mayor promedio en toda la escuela desde la primaria (jajá jajá toda un cerebrito), tiene el rostro en forma de corazón con los ojos de un color gris tan intenso que te hacen sentir como si con solo mirarlos ella llegara a entenderte como nadie en este mundo. Un cabello rojo tan oscuro como había sido el de su madre y un corte que apenas le llega al cuello y un flequillo que ella dice que es para pasar desapercibida; como si pudiera.

Ella es un poco más alta que yo mide metro sesenta y cinco exactamente.

“No te metas en donde no te llaman traga libros” dijo Rachel.

“Claro eso lo dices ya que siempre obtengo mejores notas que las tuyas, pero podrías pensar un poco en nosotras y en lo que nos espera al regreso” le respondió Luz con tono tan seco como cuando esta enojada.

“Bueno ya basta lo discutiremos en el almuerzo, así que por el momento compórtense” esta vez fui yo la que termino la discusión antes de que terminaran a los puñetazos como otra veces a sucedido.

Bueno la verdad es que siempre es así, es inevitable al final aprendes a vivir con eso.

“Mira quien se digna a dirigirnos la palabra… gracias señorita perfecta” me dijo Rachel con tono de burla.

Deje que sus palabras entraran por un lado y salieran por el otro pero sin darles importancia alguna.

Al final llegamos al aparcamiento del instituto como era de esperarse todos se nos quedaron viendo costumbre que no solo los nuevos estudiantes sino los mismos chicos con los que estábamos desde el kindergarten adoptaron desde que teníamos 8 años de edad.

Nos bajamos y Rachel salio disparada a los brazos de su supuesto novio Scott Caine capitán del equipo de futbol del colegio. Como todo muchacho que juega ese deporte es de estructura bien definida por el ejercicio, hombros muy bien redondeados, un rostro ovalado que es el complemento perfecto para unos ojos de color avellana y una nariz de ángulos que tocan la perfección, vestía unos jeans de color azul oscuro, la camiseta y la campera del equipo.

La vimos rodeada del resto de la elite, una a la cual no queríamos y no podíamos unirnos aunque quisiéramos, debido a nuestro secreto. Carol, Luz y yo nos dirigimos a nuestra primera clase.

Gracias al cielo Luz y yo teníamos el mismo programa de clases y eso era de mucha ayuda, ya que no me gusta cuando la gente se arremolina a mí alrededor. Fuimos a todas las clases siendo más que puntuales como era de esperarse estando con Luz. Ya pasada la mayor parte de la mañana llego el almuerzo, un horario que preferiría saltearme sino fuera por que me moría de hambre llegado esta hora del día.

Nos sentamos en el mismo lugar de siempre, allí no se le permite sentarse a nadie más que nosotras por razones mas que obvias. Bueno obvias para mí se los explicaré:

Para empezar porque Luz y Rachel siempre pelean entre si y porque nuestras conversaciones siempre son un poco siniestras con respecto a nuestra obligaciones y los deberes extra curriculares que realizamos de vez en cuando.

Al sentarnos Carol tenia un semblante pensativo como evaluando las palabras que diría, Rachel con su habitual cara de pocos amigos debido a la prohibición de que nadie se sentara con nosotras o nosotras con ellos.

Por el lado de nosotras dos solo queríamos comer en paz. “Bueno acá vamos” me dije a mi misma.

“Rachel…” comenzó Carol

“No me vengas con eso de que tengo que pensar en el resto, no creo que sea para tanto que me lleve mi novio a mi casa o si?” repuso Rachel tan rápido que Carol no tuvo tiempo de nada.

“No es solo por eso y tu lo sabes no podemos involucrarnos con los humanos y menos que menos ponerlos en peligro a ellos y a nosotras solo con el hecho de que sepan cómo es que vivimos. Se sensata con este tema por favor” dije antes de que nadie pudiera comenzar una pelea por lo dicho anteriormente.

“Eris tiene razón solo piénsalo al menos si no lo puedes ver de nuestro punto de vista, el cual es el que nos permite estar hoy entre ellos, es un caso perdido. Ya te las veras tu con Shion a tu regreso” esta vez Luz habló con un tono de comprensión ya que ella también había pasado por lo mismo hace dos años atrás. Lo cual nos dejo con la boca abierta a todas.

“Creo que tiene razón pero es muy difícil aparentar ser normal y sentirse de ese modo me comprenden?” Respondió Rach.

“Claro que si todas lo hemos pasado y comprendemos lo dificultoso y doloroso de la situación” fue Carol la que habló desde el corazón.

“Bueno esto está mejor, podemos hablar de todo quedó claro, para la que no sienta los mismo no se olviden que somos como hermanas. Ahora vamos a nuestra ultima clase por favor?!!” dije mientras me levantaba con el rostro medio escondido para que no vieran mi expresión.

El punto es que no todas pasamos por el mismo asunto que Rach, o al menos no yo, lo que me deja una vez más excluida del grupo.

Educación física es la clase que más adoramos todas, puesto que entrenamos nuestro cuerpo todos los días no pasamos desapercibidas ni siquiera en esta materia.

Soy la mejor en cuanto a rapidez y fluidez de movimientos casi imposibles, al menos par mi no los hay. No me gusta alardear pero soy tan inteligente como Luz y lejos la mejor en lo que concierne a habilidades físicas y mentales. Más adelante les explicaré qué quiero decir con esto.

Debido al alto rendimiento de la mayoría de los estudiantes en los deportes los horarios de los entrenamientos como de los de las clases eran tan largos como cualquier otra asignatura.

Comenzamos a calentar corriendo para después ir a los aparatos, los que se utilizan para la gimnasia deportiva; comenzaron primero el resto de la clase ya que nosotras insistíamos en ser las últimas. Recuerdo hace algunos años cuando un día comenzamos nosotras mostrando nuestras destreza en los aparatos después nadie se quería subir, aunque todos podíamos elegir donde queríamos practicar.

Así pasaron todos hasta que le toco el turno a Rach, eligió las barras asimétricas, como de costumbre dejo a todos con una expresión de asombro incluyendo a la profesora, con sus movimientos tan bien controlados y con una elegancia digna de un ángel.

La siguiente fue Carol quien eligió piso como era de esperarse y sabido sucedió lo mismo que con Rach. Fue Luz la que nos sorprendió a nosotras también, pidiendo las anillas, fue un espectáculo mucho mejor que el dado por las otras dos chicas que la antecedieron, la sonrisa en la cara de mi mejor amiga (a eso no se los comente no? UPS) me dejo con cierto calor en el corazón viéndola tan libre y segura de si misma que me daba envidia.

Llegó mi turno como siempre la barra fija era mi fuerte. Con un movimiento perfecto me subí de un salto en la barra, comencé mi rutina como ya les dije antes somos todo un show, cuando estaba a mitad de un salto de lo más hermoso algo me golpeo seguido de un horrible calor en la base de la nuca. Esto me tomó por sorpresa, no sabía a que se debía esa reacción en mi cuerpo.

Para mi desgracia y desesperación de todos no puede mantener el equilibrio y salí volando derechito al piso fuera del alcance de las colchonetas, dado el ángulo de la caída lo más probable que me fracturara unos cuantos huesos; pero lo único que conseguí fue darme un buen porrazo en la cabeza que me dejó de lo mas desorientada.

Lo único en lo que pude fijar la vista mientras me caía fue en la cara de un chico al que no había visto antes, eso me llamó la atención, alto bien proporcionado (por no decir que es el chico mas lindo que había visto y el único que llamó mi atención en todos estos años), pelo negro cortado en capas desiguales, pero la parte delantera era lo suficientemente larga como para caer sobre su cara perfecta tapando la mitad de su ojo derecho. Unos ojos tan negros como la completa oscuridad tan profundos que creí que caía en ellos como en un vacío que me dirigía directo al interior de su alma, como un imán del cual no te puedes escapar.

Todo el mundo corrió para corroborar que no me haya herido de gravedad, para alivio de mis hermanas todo estaba en su lugar excepto ese lugar en mi cuello que estaba en llamas para ese entonces.

A regaña dientes tuve que ir a la enfermería para que me examinaran, con mis tres guardaespaldas femeninos. Cuando Susan la enfermera me dijo que podía irme a casa fue casi un alivio, pero no todo fue color de rosa apenas subimos al coche las chicas comenzaron a darme un sermón sobre la responsabilidad y el cuidado que debía mostrar en ese lugar con mis movimientos.

Solo Luz se percató de mi expresión como para preguntarme “No eres así, algo te distrajo durante el salto para que perdieras el equilibrio de esa manera ¿qué es lo que sucede Eris?”.

“Nada…solo me distraje fue muy descuidado de mi parte supongo.” Respondí encogiéndome de hombros tanto como pude.

“¿Descuidado? Te quedas corta con esa palabra señorita” me dijo rápidamente Carol en su mejor tono de madre enojada.

Así seguimos nuestro viaje de regreso a casa con un montón de regaños de parte de mis tres compañeras para mi persona. No fue tan fácil como creía hacer de cuenta que ninguno de sus comentarios me llegaba. Un muy mal rato seguro.

Nos dirigimos al garaje para guardar el vehículo y entramos directo a la cocina donde se encontraba Shion esperándonos con muy mala cara; supuse que habían llamado del instituto avisando de mi caída.

“Jovencita estas en un serio problema lo sabes ¿verdad?” me dijo con un aire de preocupación muy bien cubierto bajo esa mascara de enojo.

“Si lo sé” fue lo único que pude responder.

Luego de un incómodo silencio Rach preguntó qué había para cenar entonces el ambiente cambio de atmósfera.

“¿Puede retirarme a mi habitación por favor?” pedí cuando todas terminaron de cenar, yo ni siquiera había tocado la mía.

“Claro cielo, pero no has comido nada ¿te sientes bien?” me dijo Shion, “Si solo que estoy demasiado cansada eso es todo… buenas noches” y me dirigí a las escalares directo al primer piso. Pude escuchar a mis espaldas murmurar a Luz sosteniendo que he estado así desde el accidente en el gimnasio a lo que Rach repuso que probablemente lo único herido sea mi orgullo.

Ella no estaba tan errada en ese sentido pero había otro problema que me llamaba la atención de una forma demasiado incómoda. Agradecí que cada una tuviera su propia habitación de modo que nadie interrumpiera mis cavilaciones.

De alguna manera el ardor en mi nuca había comenzado a cesar en ese momento fue donde me di cuenta de donde provenía el calor; de mi tatuaje.

Todas las Shader tenemos un tatuaje que indica lo que somos en realidad, el mismo va cambiando conforme crecemos y maduran nuestros poderes.

Supuestamente yo todavía no había desarrollado la marca aunque la misma se forma desde el momento de nuestro nacimiento; digo supuestamente ya que no sé de que forma yo oculté la mía pero lo hice. Todos los años me realizaban un examen exhaustivo para localizarlo pero todo intento fue en vano.

En ese preciso instante mi mente comenzó atar los cabos sueltos que antes no pude hacer. Mientras realizaba mi rutina mi visión periférica capto algo que en ese momento pero no le preste atención, lo cual para una cazadora como yo fue muy descuidado, lo que había observado era el mismo chico en el cual fije la vista en el momento de la caída.

No podía ser una coincidencia que al mismo tiempo en que él entraba al gimnasio reaccionara mi marca. ¿Quién es este chico que capto no solo mi atención sino que a su vez hizo que mi marca se sintiera de ese modo?

Después de casi tres horas meditando sobre todas mis opciones logré conciliar el sueño.

Como era rutinario Shion nos despertó al alba para nuestro entrenamiento, pero hoy era distinto, nada de correr por hoy nos informó.

“Hoy desarrollaran la materialización” explicó Shion

“Mmm…” Luz por primera vez estaba confusa con la terminología, no solo tenemos armas sino también una biblioteca repleta con la historia de nuestra raza, la cual ella se sabia de memoria.

“Bueno todas saben que sus marcas son la evidencia de lo que son y los poderes que poseen, pero si bien como Shader tenemos muchos poderes en común hay otros que solo cada una posee.”

Por alguna razón yo sabia a que se refería con materialización, existía algo corriendo por mis venas, por mi sangre que me gritaba que lo usase.

“Se le llama materialización a la forma en nosotras podemos ordenar a nuestra sangre a tomar. Como para que quede mas claro se los demostraré.”

A continuación Shion se realizó un pequeño corte en la palma de la mano derecha y como si hubiese recitado un conjuro para sus adentros de pronto surgió en su mano una estaca de un tamaño bastante considerable como para ocultarla bajo las ropas.

Nos quedamos viéndola anonadadas por aquella manifestación del legado que todas compartíamos en nuestra sangre. Nos explicó que no se recita conjuro alguno sino que lo que se necesitaba era tener una clara imagen de lo que queríamos materializar.

“Inténtelo” nos animó.

Tras varios intentos fallidos de Carol luego de media hora pudo sacar de ambas manos dos dagas del largo de su antebrazo, eran hermosos de un color plateado medio rojizo como la estaca de Shion. Rachel tardó un momento más pero materializó una larga línea, la cual se enredaba a lo largo de todo su brazo naciendo desde la palma de su mano izquierda.

Luz fue la que nos mostró algo mas impresionante como estremecedor a su vez, pudo darle forma a su sangre de modo que fue una guadaña lo que tomo entre ambas manos. Pero no fue hasta que me prestaron atención que se percataron de que no me había cortado ni intentado la materialización.

“¿Qué es lo que sucede Eris?” me preguntaron todas la unísono.

“No lo he intentado porque desde un principio porque comprendí lo que nos dijiste y no se cómo lo sé” apenas terminé de hablar les hice señas de que se mantuvieran alejadas de mi por simple precaución.

“Lo haré ahora…” tome una profunda respiración y pronuncié la palabra como si de eso dependiera toda mi vida “GLOSPOLINA” no tuve que realizarme ningún corte, pero de alguna manera en mi mano derecha se materializó una espada del doble de mi tamaño; la hoja media como metro y medio o dos de largo, la empuñadura era rara tenia la forma como de uno de esos floretes del tipo de los tres mosqueteros pero la parte que se unía a la hoja estaba cubierta con un duro caparazón que rodeaba casi por completo mi mano; a ambos lados de esta extraña forma se incrustaban dos gemas de color azul ultramar con forma de ovalo que simulaban ser dos ojos de esa extraña arma . Detrás de la empuñadura se extendía lo que parecía ser una especie de cola que serpenteaba a mis espaldas.

No puede describir la mascara de duda, horror o asombro de las cuatro mujeres que me observaban. La única que pudo decir palabra alguna fue Shion.

“Eris muéstrame tu tatuaje ahora mismo” fue una orden no un pedido como antes.

“Pero sabes que ella no lo tiene” replicó Rach al oír el tono de la orden de la anciana.

“No tiene razón, te lo mostraré. Solo no se los mostré antes por miedo a que me pudieran rechazar si la veían”.

Se me quebró la voz justo en ese instante, mi arma se evaporó en cuanto me giré para recogerme el cabello y dejar que observaran mi marca.

“O por Dios, no puede ser” en esa mínima exclamación pude oír horror y asombro entre mezclados.

Comencé a temblar, entonces sentí a mi familia tocarme el cuello y la espalda, lo cual me extrañó debido a que había corroborado yo misma el tatuaje se había expandido desde el incidente en el instituto pero no tanto como sentía recorrer el camino de los dedos de Shion.

Fue Carol la que habló después.

“Su tatuaje tiene la misma forma de la espada que nos mostró pero en forma diferente y la extensión es mayor que la nuestra”.

“¿Qué me está sucediendo?” pedí entre temblores y caí de rodillas al suelo.

“No te preocupes Eris todo está bien ahora. Supongo que tu madre tuvo el mismo es una herencia familia la mayoría de estas.” Me explicó Shion acunándome contra su pecho.

“OK no te pasa nada malo por suerte, ahora preparémonos para el instituto” La frase de Luz fue la que me sacó de mi mal momento para meterme en otro peor. No quería volver a ver al hermoso chico de ayer, me daba miedo tan solo pensarlo.

De mala gana subí a mi cuarto y me cambié, de la misma manera bajé al garaje pero decidí que hoy conduciría mi perfecto y hermosísimo Mini Cooper. Nadie objetó nada con mi decisión siempre y cuando asistiera a clases.

Mi segundo peor día comenzó apenas aparcar mi coche en el colegio.

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