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14 abr 2012

Cpítulo 5: El Baile


“Pido primero el baño de arriba” les grité una vez llegamos a casa.
“Yo el de abajo” se apresuró Rach.
“No es justo” dijo Luz haciendo un gran puchero.
Volví a ducharme y sequé mi cabello, lo recogí con una hebilla recta que ata el cabello de forma vertical haciendo una línea y comencé con la rizadora el arduo trabajo de hacer la cascada de bucles que había pensado.
Terminé con el peinado y seguí con el maquillaje, aplicándome rimel y delineador negro; usé una sombra blanca perlada para iluminar el rostro y otro color humo para darle profundidad a la mirada. Por último apliqué una leve brillo labial sabor a coco en mis labios.
Me metí en el vestido y me coloqué los accesorios tan raros que adquirí recientemente, me puse los zapatos y casi estaba lista cuando me dí cuenta de dos cosas:
1)     no tengo aretes que combinen
2)     tampoco un abrigo
“Toma Eris ponte esos” me indicó Shadow, sobre mi escritorio brillaban dos aretes de cristal
“Son hermosos, pero qué piedra es”
“No son piedras, son lágrimas de Murf o bien conocido por los humanos como diamantes” me instruyó.
“Oh… Oh muchísimas gracias, te adoro.” Le abracé.
“Lo que la haga feliz”

Salí de mi habitación y bajé las escaleras, los demás ya se habían terminado de arreglar y sentí esa sensación de patito feo al pensar en lo fabulosas que se verían.
Rach optó por un vestido ancho atado el cuello, con un escote en forma de lágrima y sin espalda de color blanco. Luz también va de blanco pero la prenda se sujeta al hombro izquierdo y es muy corto, y termina en pico tocando la rodilla derecha. Y Carol…
Carol tiene un vestido plateado que se ajusta a  los hombros cae suelto al piso, con una pequeña cola por detrás. Aunque la tela cae de forma holgada, las curvas de su cuerpo hicieron que la misma se le adhiriera a la piel.


“Perdón por la demora, ya podemos irnos”. Me disculpé cuando entre en la sala.
“Wow Eris” exclamó Rach.
“Te quedas corta” la siguió Carol.
“Estás…estás…”
“Si estás más que hermosa y además has dejado a Alexander sin palabras. Bien hecho” fue Luz la que habló.
Me sonrojé mucho.
“Bueno es hora de irnos no?” tratando de cambiar de tema.
“Espera te falta algo” Alex extendió hacia mi un tela blanca.
“Te falta un abrigo y este complementa tu impactante presencia”
“Oh déjalo ya, gracias y también vámonos de una vez”

Rach llevó al resto en su flamante Eclipse de color rojo y Alex y yo en mi Mini negro.
Aparcamos y nos encontramos con las parejas de las chicas, fue escuchar una cantidad de halagos innumerables, pero lo único que exclamaron cuando me acerqué fue la misma palabra de Rachel.
“Wow” a forma de coro.
“Si ya lo sabemos y se lo hemos dicho, despampanante es la palabra” dijo Luz.
“Vamos” dije.
Entramos y vimos todo nuestro esfuerzo hecho realidad, el gimnasio parecía uno de esos adornos de navideños (esos que son redondos con agua y tienen algún material dentro que  simula nieve). Habíamos instalado dos máquinas de nieve artificial y dos de burbujas (pedido de Rachel ¬_¬).
Las telas cumplían la función de asemejar el cielo, por eso eran de color azul y dentro de dos grandes rectángulos situados en el medio del techo, estaban los cristales de nieve.
Las máquinas de niebla cubrieron todo el suelo con una espesa bruma. Las mesas iban decoradas con manteles blancos o plateados y esculturas de hielo como centros de mesa.
La banda tocaría sobre un escenario que lucia como un gran témpano.


Ya creo que pensarán que es demasiado elegante, pero hay solo dos bailes importantes por año, este y el de graduación. Por eso el lujo.


Todos se nos quedaron viendo, pero el rostro que más me asombró fue el de Endimión, que tenía la boca abierta y los ojos saliéndose de sus cuencas,
Alex me tomó de la mano y me condujo hacia una de las mesas, apoyé mi abrigo en el respaldo del asiento.
“Gustan algo de beber, señoritas?” nos preguntó Al, con este gesto todos los demás chicos lo imitaron; asentimos a la oferta y nos dejaron a solas.
“No puedo creer que ninguno, incluso Alex no hicieran comentario alguno sobre mi tatuaje” afirmé.
“Si lo han hecho pero no delante de ti, por lo menos Al fue discreto al preguntar” me informó Luz.
“Sus tragos damas”.
Los chicos habían vuelto y también se acercaba Endimión con su pareja.
“End amigo, ven siéntate con nosotros… Ouch” le propiné un fuerte pisotón bajo la mesa a Scott. Rachel me miraba con mala cara, nada gesticulé con los labios.
“Si no les importa”
“Claro, vengan” sostuvo Carol.

Tomamos nuestras bebidas al tiempo que oíamos elogios por la decoración, justo cuando la conversación se tornaba insoportable Alex me invitó a bailar al ritmo del acid house que puso el Dj.
No pude oír ni una sola palabra de lo que, el guapísimo muchacho vestido de smoking, me decía; solo sonreí y me moví al compás de la música todo el tiempo.
Pasaron seis canciones hasta que volvimos a nuestro lugar en la mesa.
“Wow, estoy sedienta ¿vamos a buscar bebidas?” le increpé a mi cita apenas nos sentamos.
“Iré yo, tu descansa” se ofreció como todo un caballero.
“Te la estás pasando en grande” me acusó Luz.
Si claro como si pudiera, con el chico que me vuelve loca pegado al brazo de esa muchacha tan común y corriente. Gracias a los cielos una vez más porque mis sentimientos no pueden romper mi mascara de tranquilidad.
 “Hey, dónde está Carol” dirigiéndome a Rach.
“Va hacer unos anuncios”

Oh Oh, esto no está bien pensé. Había escuchado en la mente de todas, hace unos minutos, que tenían la intención de que yo cantara junto con la banda.
Si lo decía por el micrófono no tendría escapatoria, a quién engaño nunca he tenido una. O al menos no cuando las tres se confabulan para que haga algo.
¡Me quiero morir, me quiero morir! Gritaba internamente y ahí fue donde lo dijo.
“Chicos escuchen, en una hora anunciaremos al rey y la reina, así que depositen sus votos en las urnas correspondientes. Y también quiero decir que la banda comienza a tocar en diez minutos, y hoy la cantante será Eris Strauss”. Dijo eufóricamente y aplaudiendo sin parar del entusiasmo.
Silbidos y aullidos recorrieron todo el lugar.
“Te voy a matar” le susurré al oído cuando nos cruzamos a medio camino.
“Mmm...” se rió con muchas ganas mientras me daba la espalda.


“Conocen el repertorio no?” pregunté a Kevin, John y Will.
“Claro, si hemos ensayado una infinidad de veces” dijo Will
“Buenas noches… aquí vamos” murmuré al micrófono.
Todos aplaudieron y silbaron en respuesta, la música comenzó y supe qué canción querían que cantara.

How can you see into my eyes like open doors?
Leading you down into my core
Where I’ve become so numb with out a soul
My spirit sleeping somewhere cold



Mientras cantaba mi canción favorita (Bring me to life) miré a Endimión, donde se sentaba con el resto de mis amigos; ellos se acercaron al tumulto de adolescentes frente al escenario.
No lo perdí de vista, ni aparte la mirada un solo segundo de sus impenetrables ojos negros.

Wake me up
Wake me up inside
Wake me up
Make me up inside

Call my name and save me from de dark
...

Sostuve encantada la guitarra, tocando a dúo con Kevin.
Tuve que volver a la realidad puesto que la canción concluyó, esa también fue la única que canté junto a Will.
Seguimos tocando y siempre que parábamos los jóvenes aclamaban por más, no podíamos negarnos y tocamos todo tipo de canciones.


“Y para terminar una de mis preferidas… uno, dos, tres”

Last night I’ve a dream about you
In this dream I’m dancing right beside you
And looked like everyone was haven´ fun
The kind of feeling I’ve waited so long

Don’t stop come a little closer
As we jam the rhythm gets strangers’
There’s nothing wrong with just a little little fun
We were dancing all night long

The time is right to put my arms around you
You’re feeling right you wrap your arms around too
But suddenly I feel the shining sun
Before I know it this dream all gone
...

Como sucedió en el primer tema, quedé atrapada en sus ojos; pero esta vez en mi mente surgieron miles de imágenes.
Todas son de nosotros dos, algunas ya las había visto en sueños y otras eran de momentos que estuvimos juntos. El resto no fue invento mío, ya que en ellas aparecía solo yo vista desde otros ojos y solo me dí cuenta de con quien estaba, cuando vi nuestro reflejo en el agua.


Es imposible que viera esas imágenes de la mente de Endimión; primero porque ya lo he intentado antes, sin resultado y segundo era inconcebible e inimaginable, para mí, que me vea de ese modo.
 No me mal interpreten pero, con como me trata no me da mucho con que hacerme ilusiones.
Los muchachos dieron fin al tema y con eso Carol subió al escenario para hacer el gran anuncio.
“Veamos el Rey de este año es… Endimión Grey”
Ya me esperaba esto. Todos lo aplaudieron cunado subió, para que lo coronaran con la corona de plástico.
Ya comenzaba a bajar de la escalera, cuando Carol pronunció el nombre de la reina.
“La Reina es… Eris Strauss”.
Aplausos, gritos y silbidos se oyeron al segundo. No, debe haber un error no puedo ser yo y menos que menos con él, me explicaba mentalmente.
Luz optó por un tradicional vals vienes.


“Sabes bailar esto?” me preguntó.
 “Claro” le gruñí.
Caminamos de la mano hasta el centro de la pista, la música comenzó y colocó su mano derecha en mi cintura y con la izquierda sujetaba mi mano derecha.
Me acercó a él, pero dejando el espacio suficiente para realizar un baile de salón. Eso no hizo que no sintiera la misma carga eléctrica de siempre.
Nos deslizamos dando vueltas por todo el espacio, y como siempre me sorprende con una pregunta.
“Por qué el mal humor?”
“No es eso, es que no me gusta bailar”
“No parecía que fuera así, cuando bailabas pegada a Alexander hace un rato”.
“No tiene por qué importarte”.
“Tienes razón, disculpa la impertinencia”
“Solo dime algo… tanto te molesta estar bailando conmigo”. Increpó.
No fue una pregunta solo la constatación de un hecho. El solo acto de considerarlo sería una blasfemia, mi cuerpo entra en un estado de éxtasis con solo estar cerca de él.
Cómo podía tan solo concebir esa idea absurda, me dí cuneta de que esperaba alguna respuesta de mi parte y por fin hablé.
“No, no es así, solo no me gusta bailar esto”.


Sus ojos se iluminaron con un brillo que rápidamente me sumergió en el abismo que ellos me ofrecían.
Estábamos a mitad del baile cuando me petrifiqué, mis pies echaron raíces que me ataban al suelo.
“Alex” musité.
Sabía que él y los demás me oirían.
“Eris?” me llamó End.
“Yo… lo siento, debo irme”.
Me deshice de su abrazo y salí tan rápido como un simple humano haría. Miré de reojo a mis amigas y al instante lo comprendieron.
No podía imaginarme la mirada de mi extraño amor cuando me disculpé y corrí, pero tampoco podía hacerme a la idea de Rach muerta.
Nuestros sentidos de cazadoras no alertaron; había un Truks cerca y Rachel no estaba.

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