“Estupendamente,
mañana vamos a comprar los vestidos” aclaró efusivamente Rachel.
“Y con quién
irán?”.
No podía ver lo
que tramaba Shion, me escabullí en su mente y vi hacia donde dirigía la
conversación.
“Claro que Rach
irá con Scott, y yo voy con Aaron y Luz con… con quién vas?” Carol prosiguió.
“Con Tom por
supuesto” se rió de un chiste que solo ella creyó entender, pero miré también
en su mente y entonces me uní a ella.
“Bueno y Eris’”
interrogó la anciana.
“Como todos los
años”.
“Alex a quién has
invitado”
“A nadie, no tengo
tanta confianza con nadie”.
En ese instante
cruzaron miradas con la vieja y entonces todo tomó forma.
“Eris me
acompañarías por favor, me harías el honor de acompañarme?” que cursilería
pensé.
“Veo que no me dan muchas opciones y no puedo
negarme puesto que la abuela me castigará”
“O sea que si”
instó Al.
“Voy contigo a
punta de cuchillo” bromeé.
“Bueno irán mañana
por la ropa pero no faltarán a clases” objetó Shion.
“Claro que no,
suspendieron las actividades de educación física por la decoración del
gimnasio.” Explicó Luz.
“Buenas noches”
dije y me encaminé a mi dormitorio.
“Dime si te gustan
mis presentes” gritó Alex desde el final de las escaleras.
“Ni aunque fueran
los últimos de mi vida” le respondí a voz de grito.
Pasé toda la noche
recordando la extraña expresión en los ojos y tratando de descifrar que
ocultaban.
Shion no nos hizo
entrenar, condujimos al instituto asistimos a nuestras primeras clases y a la
hora del almuerzo nos fuimos al gimnasio para seguir con las decoraciones.
“Eris necesitamos
que te subas a las vigas y comiences con las guirnalda y los lámparas” me dijo
Carol.
“No hay problema,
total para el trabajo de monos estoy yo” me quejé.
“Es que no le temes
a las alturas y nosotros si” me explicó Aaron fijando sus ojos en los míos,
sostuve su mirada hasta que él la apartó.
“Así está bien
reina de la perfección” le grite a Luz desde lo alto de la viga central
colgando de cabeza al suelo.
“Si perfecto”.
“Bájate que es
hora de irnos de compras”.
“De acuerdo,
adelántense ya las alcanzo”. Cuando todos se fueron me dejé caer libre desde lo
alto.
“Vayamos de
compras” casi grite al subirme al coche.
“Por qué Alex
tiene que venir” exigí.
Después de viajar
por la autopista llegamos al centro de la ciudad donde había millones de
tiendas elegantes. Recorrimos muchísimas tiendas y nos probamos miles de
vestido, no dejé pasar la oportunidad de renovar mi guardarropa.
Entramos a la ante
última tienda y miré anonadada el vestido de mis sueños, es corto muy por
arriba de la rodilla sin tirantes, cuadriculado en blanco y negro con un lazo
de encaje rojo sangre y para hacer el efecto de armazón bajo la falda tiene una
pollerita de tul para dar tal efecto.
“Hermoso lo
quiero, además combina con mis botas de combate nuevas”
“Eris no lo hagas”
refunfuño Rach.
“Pero…” traté,
entonces Alex habló.
“Lo que quieras,
pero con este a la fiesta no”. Me siento como una niña consentida y me encanta.
Teníamos miles de
bolsas, no solo compramos los vestidos sino también mucha ropa adicional.
“Carol, Eris esta
es la última” suplicaba Rachel ya que ninguna teníamos el vestido aún.
“Pero es carísima”
apunté.
“Basta, esto corre
por mi cuenta” explicó Al guiñando un ojo en nuestra dirección.
Entramos y pedí si
podía elegir mi vestido yo sola y nadie se opuso. Caminé por todo el lugar y
busqué, y justo cuando me doy por vencida ahí está.
Es como me gustan,
sin tirantes largo hasta los pies y de
falda ancha pero no demasiado, el color es un plateado tan opaco que parece
blanco y en el centro del mismo verticalmente tiene una ancha franja de piedras
bordadas, que también siguen a lo largo de toda la prenda.
Los zapatos los
encontré segundos más tarde del mismo color del vestido. Son de taco aguja y tienen
varias tiritas de tela entrecruzadas que forman la puntera y la pulsera a la
altura de los tobillos.
Llevé todo al
probador y Alex se sentaba fuera esperando que se lo mostrara.
“Ese es perfecto”
dijo.
“No lo hagas” le
advertí en casi un grito.
“Qué sucede” me
preguntó Rach.
“Nada es que Alex
puede ver a través de las cosas sólidas y Eris no quiere que vea el vestido”
explicó Luz.
Tomé mis cosas sin
probármelas y me situé en la caja, el valor a pagar era totalmente exagerado,
pero él ya estaba allí para hacerlo.
“Gracias” murmure
a su lado. Nos fuimos al auto y las bolsas de compras casi no cabían en el
baúl.
Dormí todo el
camino de regreso, al llegar Alex me tomó en brazos para llevarme a mi
habitación; es bastante incómodo ya que no solté mis bolsas en ningún momento.
Mi dormitorio
tiene un conjuro para impedir que nadie entre o bien impida a su vez que
personas como Alexander lo vean.
“Hasta aquí
llegas”
“Vamos, déjame
verlo”
“No, Shadow no
está acostumbrado”
“Shadow…? No
importa vamos déjame”
“Si tu insistes”
me reí.
No terminó de
abrir la puerta que mi Murf ya me había arrancado de los brazos del muchacho y
mantenía una posición de defensa delante de mí.
“Creo que te lo
dije” me burlé.
“OK tienes razón
pero cómo tienes un Murf como mascota” negué con la cabeza y me encogí de
hombros.
“Buenas noches,
Shadow está intranquilo será mejor que te marches” me miró en completa
confusión pero se fue.
Una vez sola saqué
el fabuloso vestido y me lo puse.
“Se ve hermosa
maestra”.
“Voy a parecer la
reina de las nieves pero me gusta, el cabello irá recogido y caerá en bucles
por detrás” le comenté.
“Se verá aún
mejor; disculpe pero han traído esta caja para usted hoy”.
“Gracias y ya te
he dicho que me llames por mi nombre y vas hacerlo”.
“Si Eris”.
Tomé la gran caja
de cartón y la abrí, dentro hay dos cajas forradas en seda negra una es alta y
grande y la otra un poco más baja pero más alargada.
Al abrirlas me
encontré con un brazalete y una gargantilla de plata oscura, ambas son rígidas
y tiene el mismo diseño tribal de mi tatuaje.
La gargantilla es
anchísima comenzaba unos tres centímetros debajo del mentón terminando en un
pico central justo sobre el comienzo de mi escote, en la parte trasera tiene
una fina cadena que funciona como broche. Los lados de la misma tienen un ancho
de ocho centímetros.
El brazalete está
confeccionado de la misma forma de la anterior pieza, se ajusta entorno a mi
muñeca y el pico de la misma sube por el antebrazo serpenteando hasta poco
antes de llegar al codo.
“Hermosos, pero
esta vez se extra limitó”
“Lea la nota mi
señora” decía:
PARA LA
PIRNCESA
QUE SERÁ LA
REINA
DE LA
OSCURIDAD.
Esto no puede ser
de Alexander, pero como no es una amenaza ni nada lo usaré.
Al llegar al
instituto me abrumó la última noticia, Endimión invitó a Georgia, como les
comenté antes es muy linda para ser humana.
Me irrité y no
hablé con nadie, no puedo entender mis comportamientos y esto es algo que me
vuelve loca.
“Qué te pasa?”
continuaba intentando Al.
“Nada solo tengo
dolor de cabeza”.
Estuve distraída
en todas las clases, es la primera vez que me pasa en toda mi vida académica…
ni hablar que cuando escucho sobre el notición prebaile me pongo peor. ¿Es que
acaso quiero que me invite? No claro que
le diría que no de todas maneras, pero por qué me molesta tanto.
Nunca estuve tan
enredada con mis pensamientos y sentimientos, y me estoy poniendo de peor humor
a cada minuto que pasa.
Caminábamos por el
corredor mientras en mi cabeza aparecía una pregunta tras otra: ¿Se habrá
enojado conmigo? ¿Acaso no me encuentra bonita? ¿Será algo que dije en el auto
cuando lo llevé? No, no puede ser lo último si ni le hable… Ups será esa la
causa. ¡Para, para! Me grité mentalmente a mi misma y justo ahí tuve una
epifanía.
Que sucede no es
por nada de eso y si realmente le gusta, entonces ¿qué me sucede?. Que idiota
de mi parte, la repuesta siempre estuvo al alcance de mi mano. TE GUSTA!!!; me
quedé inmóvil ante esto; todos se
voltearon pero yo no los miré.
“Nah, imposible”
“OK se volvió loca
oficialmente” esa fue Luz.
“Hey” la llamé y
todos nos reímos.
Mi pequeña epifanía
estaba totalmente equivocada, con las únicas personas que podemos estar es con
nuestros guardianes Shader.
Tiene que haber
una explicación, pero prefiero no exprimirme más los sesos por hoy.
Como hacia un día
espectacular realizamos las actividades a fuera, salto en alto, salto en largo,
carrera de obstáculos son algunos de los ejercicios que practicamos. El último
timbre sonó anunciando que la jornada escolar terminó, como de costumbre nos
fuimos todos en la camioneta de Carol y
nos dirigimos a casa.
Al llegar dejé mi
bolso en el living y le avisé a Shion que saldría a entrenar, debido a que
llevábamos varios días sin hacerlo mi cuerpo no se sentía bien y mi mente
tampoco. Necesitaba desconectarme por completo del mundo real y del mío.
Corrí por dentro y
rodeando el bosque, me concentré en la materialización y en la convocatoria de
lo elementos; como la abuela una vez nos explicó Luz es además de una cazadora
(como todas) es una conjuradora, Rach y Carol son elementales y yo, como
siempre bicho raro, una buscadora.
No regresé a la
casa hasta bien entrada la noche, Alexander me observó con detenimiento; debía
verme muy mal según la cara que puso.
“No te preocupes,
estoy bien, solo estuve entrenando”.
“Si pero contra un
oso”.
“Nah, no quise
lastimarlo”, me reí y mi risa fue genuina.
“Me voy a dar una
ducha”.
“Te dejo preparada
la cena, come cuando bajes”.
“Gracias”.
Terminé de
ducharme, salí de la bañera y me vi rodeada de un bosque color rojo igual que
el cielo, los árboles están desnudos sin una sola hoja en sus ramas.
Ni una criatura se
sentía alrededor y entonces, apareció el mismo hombre con el que había soñado
anteriormente llamándome en esa lengua extraña. Pero hay una diferencia esta
vez: estoy despierta.
Comencé a temblar,
se me aflojaron las piernas y caí de rodillas al piso; Shadow se percató de mi
estado y al segundo estuvo a mi lado. Negué con un movimiento casi
imperceptible y señalé en dirección a mi cama, el Murf ocasionó que los sentidos
Shader de todos se encendieran. En tres segundos estaban todos allí.
“No sucede nada,
se alarmó porque me caí. Solo estoy cansada”:
“Bien, la próxima vez echaré al gato” bufó
Luz.
Cuando todos se
fueron me puse mi pijama favorito jaja (una remera de Morley blanca que me
llega justo debajo del muslo) tomé mi cena y subí para dormir, por suerte no
soñé nada.
A la mañana
siguiente en la escuela ya se sentían los ánimos por el evento nocturno. Traté
de no ponerme como ayer y disfrutar, o lo que sea que se haga en estos casos,
pasando el rato con mis amigos.
Terminaron las
clases y ultimamos los pequeños detalles del gimnasio, cuando todos vieran como
dejamos la enorme habitación se quedaran boquiabiertos. Nos fuimos a casa a
prepararnos, tenemos exactamente cuatro horas para alistarnos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Qué les parece????