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13 abr 2012

Capítulo 4: Preparativos



“Estupendamente, mañana vamos a comprar los vestidos” aclaró efusivamente Rachel.
“Y con quién irán?”.
No podía ver lo que tramaba Shion, me escabullí en su mente y vi hacia donde dirigía la conversación.
“Claro que Rach irá con Scott, y yo voy con Aaron y Luz con… con quién vas?” Carol prosiguió.
“Con Tom por supuesto” se rió de un chiste que solo ella creyó entender, pero miré también en su mente y entonces me uní a ella.
“Bueno y Eris’” interrogó la anciana.
“Como todos los años”.
“Alex a quién has invitado”
“A nadie, no tengo tanta confianza con nadie”.
En ese instante cruzaron miradas con la vieja y entonces todo tomó forma.
“Eris me acompañarías por favor, me harías el honor de acompañarme?” que cursilería pensé.
 “Veo que no me dan muchas opciones y no puedo negarme puesto que la abuela me castigará”
“O sea que si” instó Al.
“Voy contigo a punta de cuchillo” bromeé.
“Bueno irán mañana por la ropa pero no faltarán a clases” objetó Shion.
“Claro que no, suspendieron las actividades de educación física por la decoración del gimnasio.” Explicó Luz.


“Buenas noches” dije y me encaminé a mi dormitorio.
“Dime si te gustan mis presentes” gritó Alex desde el final de las escaleras.
“Ni aunque fueran los últimos de mi vida” le respondí a voz de grito.
Pasé toda la noche recordando la extraña expresión en los ojos y tratando de descifrar que ocultaban.
Shion no nos hizo entrenar, condujimos al instituto asistimos a nuestras primeras clases y a la hora del almuerzo nos fuimos al gimnasio para seguir con las decoraciones.
“Eris necesitamos que te subas a las vigas y comiences con las guirnalda y los lámparas” me dijo Carol.
“No hay problema, total para el trabajo de monos estoy yo” me quejé.
“Es que no le temes a las alturas y nosotros si” me explicó Aaron fijando sus ojos en los míos, sostuve su mirada hasta que él la apartó.

“Así está bien reina de la perfección” le grite a Luz desde lo alto de la viga central colgando de cabeza al suelo.
“Si perfecto”.
“Bájate que es hora de irnos de compras”.
“De acuerdo, adelántense ya las alcanzo”. Cuando todos se fueron me dejé caer libre desde lo alto.
“Vayamos de compras” casi grite al subirme al coche.
“Por qué Alex tiene que venir” exigí.
Después de viajar por la autopista llegamos al centro de la ciudad donde había millones de tiendas elegantes. Recorrimos muchísimas tiendas y nos probamos miles de vestido, no dejé pasar la oportunidad de renovar mi guardarropa.


Entramos a la ante última tienda y miré anonadada el vestido de mis sueños, es corto muy por arriba de la rodilla sin tirantes, cuadriculado en blanco y negro con un lazo de encaje rojo sangre y para hacer el efecto de armazón bajo la falda tiene una pollerita de tul para dar tal efecto.
“Hermoso lo quiero, además combina con mis botas de combate nuevas”
“Eris no lo hagas” refunfuño Rach.
“Pero…” traté, entonces Alex habló.
“Lo que quieras, pero con este a la fiesta no”. Me siento como una niña consentida y me encanta.
Teníamos miles de bolsas, no solo compramos los vestidos sino también mucha ropa adicional.
“Carol, Eris esta es la última” suplicaba Rachel ya que ninguna teníamos el vestido aún.
“Pero es carísima” apunté.
“Basta, esto corre por mi cuenta” explicó Al guiñando un ojo en nuestra dirección.


Entramos y pedí si podía elegir mi vestido yo sola y nadie se opuso. Caminé por todo el lugar y busqué, y justo cuando me doy por vencida ahí está.
Es como me gustan, sin tirantes  largo hasta los pies y de falda ancha pero no demasiado, el color es un plateado tan opaco que parece blanco y en el centro del mismo verticalmente tiene una ancha franja de piedras bordadas, que también siguen a lo largo de toda la prenda.
Los zapatos los encontré segundos más tarde del mismo color del vestido. Son de taco aguja y tienen varias tiritas de tela entrecruzadas que forman la puntera y la pulsera a la altura de los tobillos.
Llevé todo al probador y Alex se sentaba fuera esperando que se lo mostrara.
“Ese es perfecto” dijo.
“No lo hagas” le advertí en casi un grito.
“Qué sucede” me preguntó Rach.
“Nada es que Alex puede ver a través de las cosas sólidas y Eris no quiere que vea el vestido” explicó Luz.


Tomé mis cosas sin probármelas y me situé en la caja, el valor a pagar era totalmente exagerado, pero él ya estaba allí para hacerlo.
“Gracias” murmure a su lado. Nos fuimos al auto y las bolsas de compras casi no cabían en el baúl.
Dormí todo el camino de regreso, al llegar Alex me tomó en brazos para llevarme a mi habitación; es bastante incómodo ya que no solté mis bolsas en ningún momento.
Mi dormitorio tiene un conjuro para impedir que nadie entre o bien impida a su vez que personas como Alexander lo vean.
“Hasta aquí llegas”
“Vamos, déjame verlo”
“No, Shadow no está acostumbrado”
“Shadow…? No importa vamos déjame”
“Si tu insistes” me reí.
No terminó de abrir la puerta que mi Murf ya me había arrancado de los brazos del muchacho y mantenía una posición de defensa delante de mí.
“Creo que te lo dije” me burlé.
“OK tienes razón pero cómo tienes un Murf como mascota” negué con la cabeza y me encogí de hombros.
“Buenas noches, Shadow está intranquilo será mejor que te marches” me miró en completa confusión pero se fue.


Una vez sola saqué el fabuloso vestido y me lo puse.
“Se ve hermosa maestra”.
“Voy a parecer la reina de las nieves pero me gusta, el cabello irá recogido y caerá en bucles por detrás” le comenté.
“Se verá aún mejor; disculpe pero han traído esta caja para usted hoy”.
“Gracias y ya te he dicho que me llames por mi nombre y vas hacerlo”.
“Si Eris”.
Tomé la gran caja de cartón y la abrí, dentro hay dos cajas forradas en seda negra una es alta y grande y la otra un poco más baja pero más alargada.
Al abrirlas me encontré con un brazalete y una gargantilla de plata oscura, ambas son rígidas y tiene el mismo diseño tribal de mi tatuaje.

La gargantilla es anchísima comenzaba unos tres centímetros debajo del mentón terminando en un pico central justo sobre el comienzo de mi escote, en la parte trasera tiene una fina cadena que funciona como broche. Los lados de la misma tienen un ancho de ocho centímetros.
El brazalete está confeccionado de la misma forma de la anterior pieza, se ajusta entorno a mi muñeca y el pico de la misma sube por el antebrazo serpenteando hasta poco antes de llegar al codo.
“Hermosos, pero esta vez se extra limitó”
“Lea la nota mi señora” decía:

PARA LA PIRNCESA
QUE SERÁ LA REINA
DE LA OSCURIDAD.

Esto no puede ser de Alexander, pero como no es una amenaza ni nada lo usaré.


Al llegar al instituto me abrumó la última noticia, Endimión invitó a Georgia, como les comenté antes es muy linda para ser humana.
Me irrité y no hablé con nadie, no puedo entender mis comportamientos y esto es algo que me vuelve loca.
“Qué te pasa?” continuaba intentando Al.
“Nada solo tengo dolor de cabeza”.
Estuve distraída en todas las clases, es la primera vez que me pasa en toda mi vida académica… ni hablar que cuando escucho sobre el notición prebaile me pongo peor. ¿Es que acaso quiero que me invite?  No claro que le diría que no de todas maneras, pero por qué me molesta tanto.
Nunca estuve tan enredada con mis pensamientos y sentimientos, y me estoy poniendo de peor humor a cada minuto que pasa.


Caminábamos por el corredor mientras en mi cabeza aparecía una pregunta tras otra: ¿Se habrá enojado conmigo? ¿Acaso no me encuentra bonita? ¿Será algo que dije en el auto cuando lo llevé? No, no puede ser lo último si ni le hable… Ups será esa la causa. ¡Para, para! Me grité mentalmente a mi misma y justo ahí tuve una epifanía.
Que sucede no es por nada de eso y si realmente le gusta, entonces ¿qué me sucede?. Que idiota de mi parte, la repuesta siempre estuvo al alcance de mi mano. TE GUSTA!!!; me quedé  inmóvil ante esto; todos se voltearon pero yo no los miré.
“Nah, imposible”
“OK se volvió loca oficialmente” esa fue Luz.
“Hey” la llamé y todos nos reímos.


Mi pequeña epifanía estaba totalmente equivocada, con las únicas personas que podemos estar es con nuestros guardianes Shader.
Tiene que haber una explicación, pero prefiero no exprimirme más los sesos por hoy.


Como hacia un día espectacular realizamos las actividades a fuera, salto en alto, salto en largo, carrera de obstáculos son algunos de los ejercicios que practicamos. El último timbre sonó anunciando que la jornada escolar terminó, como de costumbre nos fuimos todos en la camioneta de Carol  y nos dirigimos a casa.
Al llegar dejé mi bolso en el living y le avisé a Shion que saldría a entrenar, debido a que llevábamos varios días sin hacerlo mi cuerpo no se sentía bien y mi mente tampoco. Necesitaba desconectarme por completo del mundo real y del mío.
Corrí por dentro y rodeando el bosque, me concentré en la materialización y en la convocatoria de lo elementos; como la abuela una vez nos explicó Luz es además de una cazadora (como todas) es una conjuradora, Rach y Carol son elementales y yo, como siempre bicho raro, una buscadora.


No regresé a la casa hasta bien entrada la noche, Alexander me observó con detenimiento; debía verme muy mal según la cara que puso.
“No te preocupes, estoy bien, solo estuve entrenando”.
“Si pero contra un oso”.
“Nah, no quise lastimarlo”, me reí y mi risa fue genuina.
“Me voy a dar una ducha”.
“Te dejo preparada la cena, come cuando bajes”.
“Gracias”.
Terminé de ducharme, salí de la bañera y me vi rodeada de un bosque color rojo igual que el cielo, los árboles están desnudos sin una sola hoja en sus ramas.
Ni una criatura se sentía alrededor y entonces, apareció el mismo hombre con el que había soñado anteriormente llamándome en esa lengua extraña. Pero hay una diferencia esta vez: estoy despierta.


Comencé a temblar, se me aflojaron las piernas y caí de rodillas al piso; Shadow se percató de mi estado y al segundo estuvo a mi lado. Negué con un movimiento casi imperceptible y señalé en dirección a mi cama, el Murf ocasionó que los sentidos Shader de todos se encendieran. En tres segundos estaban todos allí.
“No sucede nada, se alarmó porque me caí. Solo estoy cansada”:
 “Bien, la próxima vez echaré al gato” bufó Luz.
Cuando todos se fueron me puse mi pijama favorito jaja (una remera de Morley blanca que me llega justo debajo del muslo) tomé mi cena y subí para dormir, por suerte no soñé nada.
A la mañana siguiente en la escuela ya se sentían los ánimos por el evento nocturno. Traté de no ponerme como ayer y disfrutar, o lo que sea que se haga en estos casos, pasando el rato con mis amigos.
Terminaron las clases y ultimamos los pequeños detalles del gimnasio, cuando todos vieran como dejamos la enorme habitación se quedaran boquiabiertos. Nos fuimos a casa a prepararnos, tenemos exactamente cuatro horas para alistarnos.

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