Entramos a la casa con las cosa un poco más claras.
Pero no arregladas y todas se nos quedaron viendo.
“No lo sientes?” me pidió Shion.
“El qué?”
Creo que bloqueé mis sentidos por el shock que me
provocó la noticia, y ahora que lo mencionaban, me percaté de una presencia
demoníaca de gran intensidad.
“Cómo…” empecé.
“Solo tenemos algo que salió en las noticias y solo
eso, no sabemos qué nivel tiene. Ni siquiera qué clase” detalló Shion.
“Creo que mejor será equiparnos y tratar de cazarlo”
sugerí.
“Sería lo mejor, pero tengamos cuidado. No sabemos a
qué nos enfrentamos” nos pidió la anciana.
“Vendrás con nosotras?” exclamó Luz.
“Claro, es obvio. O acaso les sorprende?”
“Es que la única vez que saliste de cacería con
nosotras, fue en nuestra primera caza y no es nada del otro mundo; solo
extraño” aclaró.
“Bueno dejemos de perder el tiempo” dijo Alex.
Todos nos dirigimos al cuarto de armas, el mismo queda
en el ático. El cuarto es de tamaño medio, el mismo de una habitación común y
por donde la miraras es como un santuario para cualquier cazador.
Desde el suelo hasta el techo, las paredes están
abarrotadas por estanterías y vidrieras de armamento. Las armas van desde
pequeñas estrellas de platino, pasando por espadas de titanio y complementando
hasta una ametralladora del mismo material.
Si tenemos una mini fortuna en armas, pero solo estas
son capaces de penetrar la dura carne de los demonios. Las mismas son
inservibles ante demonios superiores, me refiero a los Curet; ya que estos solo
son afectados por armas de oro blanco y también existen más demonios que solo
pueden matarse con nuestras armas de sangre.
Tomamos lo que necesitábamos y bajamos a vestirnos con
las ropas para cacería. Una vez listas, colgamos nuestros juguetes y nos
dispusimos a enfrentarnos a lo desconocido.
La esencia demoníaca nos guió hasta las cercanías del
instituto, lamentablemente encontramos al demonio pero era demasiado tarde para
su víctima. Se me disparó el pulso cuando vi la cena de la bestia, era tan solo
una chica de apenas 17 u 18 años y se encontraba tendida sobre el césped en un
charco de su propia sangre.
El demonio nos sintió y se giró, de modo que todos
pudimos apreciar la más grotesca de las escenas. El mal nacido la había desmembrado,
una profunda línea horizontal surcaba su cuello de lado a lado; su abdomen se
encontraba totalmente desgarrado dejando los escasos órganos que le había
dejado al descubierto.
No pude seguir mirando los detalles de tal carnicería
y aparté la vista en otra dirección. El demonio alzó el rostro y se me calló el
alma a los pies; era un Dorian.
“Tengan cuidado; es un Dorian” bramé.
“Cómo?” pensó Shion.
“Solo lo sé” le respondí.
“Shion, a qué clase de demonio nos enfrentamos?” urgió
Alex.
“Al peor de todos, tengan cuidado y bloqueen su mente”
nos advirtió.
Un gutural ruido salió de la garganta del Dorian,
semejándose a una escalofriante risa y la cual me erizó el bello de la nuca.
El monstruo se irguió y, dios, era como una muralla de
músculos negros y deformes; con garras y dientes como filosas dagas. Sus ojos
como dos faroles en vivo rojo, nos escaneaban profunda y minuciosamente.
Jamás me sentí tan impotente como en esta ocasión, al
ver a una chica no más grande que nosotras en ese estado y enfrentarme por
primera vez a un depredador de este calibre, ocasionaron que la perplejidad
inundara mi cuerpo.
Pese a la advertencia de Shion, el demonio actuó y fue
demasiado tarde. Mis rodillas se doblaron como si estuvieran hechas de
plastilina, tomé mi cabeza entre mis manos y le pedí a Dios, si es que existía
uno, que hiciera que se detuviera.
“Has que pare, has que pare” repetía una y otra vez.
“Eris!!!” gritaron mis amigos.
Una tras otra,
las imágenes de sus víctimas inundaron mi mente y era insoportable. Estaba
hecha un hobillo en el suelo, abrí mis ojos los cuales estaban totalmente
inyectados de sangre y por primera vez tomé conciencia del destino que nos
esperaba. Y con toda mi resolución y coraje, le di una mirada desafínate, lo
que le sorprendió mucho.
“Pequeña, no supondrás que puedes siquiera herirme
no?” dijo arrogantemente.
“Te daré muerte” aseguré.
“Jajaja, eso es imposible y con tu débil cuerpo no
eres contrincante para mi. Además eres solo una buscadora y ya vez cómo mis
proyecciones te afectan, dudo mucho que
representes peligro alguno” me dijo.
Antes de que pudiera decir algo, gritos atrajeron mi atención; ladeé la cabeza y vi a mi
familia.
Los Dorian son capaces de dar forma a tus peores
miedos y volverlos tan reales como uno piense. Me escurrí a través de los ojos
de Rach y quise morirme al ver lo que ella veía, su temor más grande era
quedarse sin poderes y ser simplemente humana. En el caso de Carol era el
enfrentarse a su hermana mayor, la cual cedió al poder demoníaco y se había convertido en asesina. Y Carol
tenía que matarla.
Luz temía que sus poderes se descontrolaran y se
volvieran contra nosotras y ella misma. Alex se encontraba corriendo
interminablemente y tratando de alcanzar la espalda de una persona que no
reconocí.
Shion fue la única que me desconcertó, ella revivía
una escena de su pasado, supe esto ya que ella y yo la veíamos de joven y si
que era hermosa; era una batalla, el campo se encontraba completamente cubierto
de cuerpos de Shaders y Gardans, y fragmentos de demonios de la oscuridad y de
la luz.
“No te distraigas” me dijo mi propia voz.
Fijé mi vista al frente y ahí estaba yo, pero no era
yo. Esta Eris tenía los ojos rojos, con garras por uñas y unas alas naciéndole
de la espalda. Era completamente un demonio, si mi peor temor traído desde mi
infierno personal y con la única razón de torturarme.
La malévola sonrisa del Dorian rompió cualquiera que
fuese el hechizo que ejercía sobre mí, al ver a mi familia sumida en esa
situación ya mí misma, no lo pensé dos veces y solté mis poderes, un torrente
de energía se expandió por el espacio en el que nos encontrábamos y supe
también que no podríamos luchar en este lugar.
De un segundo al otro, dejé de sentir la energía vital
de todo lo que me rodeaba y eso era imposible, ya que nos encontrábamos en el
mismo lugar, comprendí que estábamos en una dimensión paralela a la nuestra y
esta tenía la misma apariencia. Algo dentro de mi detonó, ocasionando que un
increíble flujo de energía fluyera fuera de mi en una especia de onda expansiva
y esta chocó contra todo lo que me rodeaba; pero eso no disminuyó su avance.
Como si fuera un mago chasqueando los dedos, mi
energía trajo de regreso a los demás del hipnotismo en el que se encontraban y
Shion me quedó viendo, al comprender dónde nos encontrábamos.
Tomé una profunda respiración e invoqué a Glospolina.
Con un rápido movimiento de muñeca, corté a mi copia por la mitad y moviéndome
casia la velocidad de la luz, me lacé contra el Dorian. A mi lado sentí a mi
abuela, lo que me sorprendió fue que igualara mi velocidad y fue ahí donde vi
su daga; estaba resplandeciendo con la energía vital de ella.
El descubrimiento de que Shion es…es….Oh Dios mío, es
una Dorin.
“Eris” me dijo.
Asentí y me elevé por los aires, quedando sobre la
cabeza del demonio y Shion a su espalda. Las demás nos siguieron y atacamos,
pero no surtió efecto. El Dorian desplegó su poder, lanzándonos a una distancia
considerable y adoloridas por el impacto.
Sin ser dueña de mi propio cuerpo, me moví para atacar
nuevamente y esta vez mi golpe acertó. La razón por la cual mi golpe fue
certero es, porque concentré mi mente en mi canción preferida para entrenar
(D-tecnolife) y mi energía en mis
movimientos; seguí luchando mientras los demás seguían inconcientes, por la
abrumadora fuerza del demonio.
A continuación sucedió lo más sorprendente y aterrador
de mi vida, el Dorian logró darme un zarpazo y arrancó una considerable porción
de mi cintura (cuando me refiero a cintura, la expresión es más que literal).
Como si nada, mi cuerpo se regeneró a los segundos y esta acción es propia,
únicamente de los demonios. Tanto él como yo nos sorprendimos.
Aún nos encontrábamos inmóviles, por mi repentino
poder, y lo sentí. No podía creerlo, de alguna manera encontró la forma de
cumplir con su promesa y era el momento menos indicado.
“No” rugí.
“Creí que te alegrarías de verme nuevamente, princesa”
me dijo.
“Me alegraré ver como rueda tu cabeza, cuando mi
espada la desprenda del resto de tu cuerpo” escupí.
“No creo que pudieras hacerlo, pero no he venido para
ello y si me permites tengo asuntos que tratar” me informó.
“Tu sabes que ella…” comenzó el Dorian.
“Claro, no puedo dejarte hacerlo Abmon” le dijo.
De qué rayos hablaban y es más, el demonio tiene
nombre.
“Anton, no puedes entrometerte” espetó el recién
nombrado Abmon.
“Claro que si, no puedo dejar que lo haga.
Aún no” dijo él.
Con esas simples palabras, Anton borró todo rastro que
pudiera siquiera sugerir que Abmon hubo existido y fue algo sorprendente de
ver.
“Era mío” le grité y me le abalancé.
“No luches contra mi pequeña, no malgastes tus fuerzas
y no me debes nada; son órdenes de arriba” me dijo.
Gracias al despliegue de su poder, pude identificarlo
y me invadió la incertidumbre al reconocer que era un demonio de la luz. Él
provenía del mundo de la luz.
“Es hora de mi partida, pero espero verte pronto y,
princesa, no liberes todos tus poderes aún no es el momento” me dijo y
desapareció.
“E...Eris” balbuceaba Shion.
Me percaté de ya no nos encontrábamos en aquel lugar
muerto, me giré sobre mis talones y me dispuse a socorrer a mi familia.
Alexander y Shion ya se encontraban concientes, mientras que las demás seguían
desmayadas.
Regresamos y la anciana me pidió que me ocupara de mis
hermanas, que ahora se encontraban atontadas; pero mejorándose. Me extrañó que
ella pidiera a Alexander algunos minutos de su tiempo, para tener unas palabras.
Acomodé a cada una en su respectiva cama y les avisé
que me enlazaría a su mente, por si necesitaban algo. Bajé las escaleras y me
dirigí a la biblioteca, donde ellos se encontraban hablando. Disminuí por
instinto mi presencia y agudicé mi oído.
“Algo extraño sucede con ella2 le decía Shion.
“Si lo sé, también la vi” le respondió.
“Sabes lo que logró hacer no?” indagó ella.
“Nunca he conocido a nadie que lo hiciera, pero no
creo que ella sea malvada o algo así y solo creo que necesitará de nuestro
apoyo en un futuro próximo” concluyó él.
“Yo sostengo lo mismo, ella es como mi hija”.
Casi trastabillé, cuando salí desesperada sin
dirección exacta y solo quería no estar allí. Toda mi vida he sabido que soy
distinta a los demás, pero Shion me quería por como soy y no por algo más. Y
además está el devastador hecho, que tanto ella como Alex, el chico que
supuestamente estaba enamorado de mío, sopesaran la mínima idea de que yo fuera
un ser maligno me desgarraba.
No llegué muy lejos, ya que Carol me llamaba y aunque
lo quisiera no podía ser tan egoísta. Así que regresé y enfrente las
acusaciones de ellos; pero primero tenía que ocuparme de Carol.
Una vez que todas estuvieron recuperadas, Shion nos
llamó al comedor (lugar que poco utilizábamos) y no habló.
“Ahora que están mejor, quisiera hacer el
entrenamiento especial que Eris sugirió el otro día y así poder fortalecer
algunos puntos en sus defensas” dijo.
“Creo que estamos bien para hacerlo” afirmó Luz.
Las otras dos asistieron y Alex se sumó también. Antes
de que todos saliéramos de la habitación, me metí en las cabezas de Shion y
Alexander y les hablé.
“Les aclaro que nada malo sucede conmigo y no soy
ningún ser maligno que se alimenta de sangre”.
“Cómo?” dijo Shion.
“Nos escuchaste” más que una pregunta fue una
afirmación de él.
“Claro que los oí, como pueden siquiera imaginar eso y
déjenme decirles que estoy muy decepcionada; por no decir devastada. Eres una
madre para mi y tú supuestamente me amas infinitamente, no soporto la idea de
que desconfíen de mí”
“Mi vida, yo no-“ trató Al.
“No te atrevas, no soy tu vida. Y si lo fuera, así me
tratas? Imperdonable.
Creo que sabes (dije mirando a Shion) que esto lo
cambia todo no?”
Solo asintió, con lágrimas en sus ojos, las cuales se
tragó inmediatamente. No me quedé más tiempo y dejé la habitación en dirección
al patio trasero; donde solíamos entrenar en la noche y esperé a las demás.
Una vez que todos llegaron y se ubicaran en forma de
círculo, comencé la explicación antes de que la anciana hablara.
“Bueno, durante el tiempo que he entrenado sola
descubrí un método que me ayuda a ser más rápida y demás. Como tenemos dos
elementales y una conjuradora, será más fácil.
Técnicamente Luz solo puede usar un elemento y ustedes
chicas (dirigiéndome a Carol y Rachel) dominan tres fuego, agua y aire. Ah casi
me olvido, Alexander tú manejas la tierra no?”
Solo asintió.
“Entonces mejor que explicarles, será mostrarles”
dije.
Llamé al agua y formé un círculo gigante sobre la hierba;
invoqué al fuego, el cual se situó en los bordes de la circunferencia de agua y
finalmente ordené que el viento se asentara sobre la misma zona.
“Presten atención, esto lo tendrán que hacer ustedes y
puede ser muy peligroso si no se controla.”
Me paré sobre el borde del círculo y dejé que el
viento me elevara lo suficiente, como para que mis pies descalzos rozaran el
agua.
“Solo observen” pedí.
Y así como acabé de hablar, en mi mente imaginé cómo
quería que tomaran forma los elementos. El agua comenzó alzarse en pilares, que
nunca aparecían en el mismo lugar dos veces; parecía una fuente de aguas
danzantes y eso era fascinante.
Me deslicé entre ellas, como si estuviera sincronizada
con su silenciosa sinfonía. Para hacerlo más difícil, obligué al fuego que
surcara el espacio en ondas y en complicados listones ardientes. Si lo sumamos
a las aguas danzantes suena complicado, pero como ya tenía entrenamiento mis
movimientos eran totalmente fluidos y sincronizados.
Saltando, esquivando, agachándome fue como logré
hacerlo.
Bajo los pies de mis amigos la tierra comenzó a
moverse, dentro del círculo comenzaron aparecer enormes bloques de tierra; dificultando
mi tarea. Y a su vez el viento arremetió contra mí, tratando de re
direccionarme.
Pegué mi pie contra el muro de piedra y me impulsé
hacia arriba, girando como un trompo cabeza abajo. Justo en la mitad del vuelo,
vi que dos tiras de fuego y agua se aproximaban; con ayuda de los elementos logré
disiparlos con dos bolas de fuego que brotaron de mi mano.
Me paré en un pilar de tierra e invoqué al viento
mediante un conjuro, en mi mano se originó un torbellino huracanado y este hizo
la función de aspiradora devorando todos los elementos que venían a por mí.
Terminé mi exhibición y me acerqué a Rach.
“Tu turno” le dije.
“Cómo? No eso
ni loca” respondió.
“Rach todas tienen que hacerlo, y para que les sea más
fácil, yo manipularé los elementos” le dije.
Aún con dudas, todas fueron pasando. Si bien traté de
portarme bien, fui severa con ellas, terminaron con ciertas magulladuras.
“De acuerdo me toca a mí” puntualicé.
“No estás cansada?” me dijo Alex.
Ni siquiera le respondí.
“Chicas ustedes manejen el aire, fuego y agua;
Alexander tu la tierra y Shion también podrías participar.”
“Yo no…”
“Claro que si, eres una Dorin y puedes hacerlo”
finalicé.
Todas se quedaron boquiabiertas, sin poder articular
palabra. Además había una nota de desafío en mi voz y como todas nosotras, ella
reaccionaría.
“Comencemos” dijo.
Todos hicieron su trabajo, no me costó nada esquivar
sus ataques y ene especial los de Alex; ya que estaba más que cabreada con él.
La que ni siquiera había intentado nada era Shion y
eso me molestaba, quería mostrarle que era yo cuando en verdad me liberaba.
“Vamos Shion, o acaso es que no quieres ver lo que
insinúas?”
Sus ojos me escudriñaron solo unos segundos y luego me
lanzó dos enormes esferas de energía.
“Por delante, por detrás mi estrella nocturna me
protegerá. Que las ondas cósmicas me obedezcan” recité.
Al tiempo en que terminaba mi conjuro, junté mis
palmas provocando un sonido similar al que se hace al aplaudir. Solo que este
fue acompañado con una onda sónica que deshizo las esferas atacantes.
Rápidamente, formé unas improvisadas lanzas de hielo y como un rayo, cayeron
sobre las gargantas de ellos.
“No creo que merezca tu reproche por algo que no
elegí, y que además no tengo la culpa de haber nacido con ello. Es injusto, que
la persona la cual considero como mi madre y la única que me ha demostrado
cariño, me juzgue de ese modo” le dije mentalmente a Shion.
Ella se abalanzó sobre mí, creía que me propinaría una
bofetada y eso pero me abrazó como nunca en mi vida. Lágrimas corrían
frenéticamente cuesta abajo sobre sus mejillas, los sollozos en su pecho casi
no la dejaban respirar y costó horrores que pronunciara palabra alguna.
“Eres la hija que nunca tuve, por ti daría hasta mi
propia vida y te atesoro más que a nada en este mundo. Lamento mis lastimeras
palabras, solo es que me preocupas y demasiado; si algo te pasara nunca me lo
perdonaría.
Tu eres mi hija, nunca lo olvides. No te habré tenido
en mi vientre, ni te traje a este mundo siquiera pero te amo como a nadie y tu
eres parte de mi cuerpo y mi alma” finalizó.
No pude argumentar nada, solo me fundí en su abrazo y
dejé que la ternura de su alma y energía me inundara, acercándome más al
corazón de la única madre que he conocido.
“Sabes Alexander también está preocupado y él aún te
ama” me confesó mentalmente.
“No lo sé, me siento muy… Ni sé cómo me siento” dije.
Solo me dio un asentimiento de cabeza y se dirigió al
grupo.
“Ahora entrenaremos en parejas, esto será un
enfrentamiento cuerpo a cuerpo; sin armas y sin poderes solo la fuerza física y
astucia.
Estudien a su oponente antes de dar el siguiente paso
y siempre anticipen el próximo golpe de su enemigo” explicó.
“Bueno cómo nos dividiremos?” preguntó Rachel.
“Tú con Luz, Carol conmigo y Eris con Alexander”
puntualizó.
“QUË?????!!!!!!!!!” gritamos Rach y yo.
“Esto servirá para que se lleven mejor y por una vez
tendrán una excusa para irse a las mano” se burló.
Muy a regañadientes nos pusimos en posición de combate
y comenzamos. Luz y Rach no se anduvieron con rodeos y en un parpadeo ya estaba
cruzando ganchos. En cambio Carol y Shion se estudiaban minuciosamente y se
golpeaban muy poco.
Al y yo éramos un tema aparte, él no tenía la
intensión de hacer esto y yo estaba que hervía por dentro por golpearlo. Luego
de cinco minutos en la misma posición y mantener nuestras miradas, su expresión
cambió y podía ver todo el esplendor de un Gardan en él.
Algo dentro de mí hizo clic y mi tatuaje elevó su
temperatura.
“No tendré contemplaciones, prepárate” me advirtió.
Ni bien terminó de decirlo, desapareció de mi visión y
lo sentí detrás de mí en milésimas de segundos. Ni lo pensé, le propiné una
patada con mi pierna derecha y él simplemente la esquivó como si nada. Estaba
realmente sorprendida por esta faceta oculta y me motivaba aún más a seguir la
pelea.
Nuestro enfrentamiento seguía, Alex logró tomarme por
los hombros y los colocó detrás de mi cabeza; me deslicé fuera de su agarre y
me agaché al tiempo en que pateaba sus tobillos, para hacerle perder el
equilibrio.
El muy necio ni se inmutó y me propinó una cachetada,
que me mandó volando unos diez metros. Con unas de mis manos me aferré al
suelo, para impedir ir más lejos y esto hizo que me excitara aún más por la
pelea.
La adrenalina que corría por mis venas me propulsó
como un rayo hacia delante, antes de que mi contrincante pudiese siquiera
parpadear, estaba a su espalda con mi codo derecho levantado y el cual impactó
en el centro de su espalda y lo mandó unos veinte metros por el aire.
Yo me carcajeaba de lo mucho que disfrutaba esto, Alex
se levantó y el brillo en sus ojos me indicó que él también lo hacia, cuando
Shion gritó que era suficiente y que nos íbamos a retirar por hoy. Reacios a
dejar la contienda, seguimos en nuestras posturas de ataque y no fue hasta que
la anciana mujer posó su mano en mi hombro que me relajé; sin siquiera mirarlo
me dirigí hacia la casa a darme una ducha.
Estaba lavándome el cabello con mi shampoo preferido
de strawberry, cuando mi estómago se quejó sonoramente y
recordé que me había salteado la cena. Terminé de ducharme, salí me puse mi
pijama (mi remera de Morley blanca) el cual me llegaba con mucha suerte al muslo y bajé a prepararme un
sándwich.
No era de sorprenderme que Alexander estuviera ahí, él
tampoco había cenado y ahí estaba sentado sobre una de las altas banquetas del
desayunador y con dos hamburguesas; una en cada plato frente a él.
“Te tardaste” me dijo con una tierna sonrisa.
Sin decir una palabra, me fui hacia el refrigerador y
tomé una lata de coca. Pasé a su lado nuevamente para irme y aún sin decirle
nada, esperaba que me dejara hasta que se me pasara y lo intentara luego pero
como siempre no corrí con esa suerte.
No sentí la silla moverse ni pasos, nada de nada, solo
su proximidad y paré en seco cuando sus brazos rodearon mi cintura, me atrajo
hacia él, de manera que su cuerpo quedó pegado a mi espalda y habló.
“Perdóname, perdóname. Estoy preocupado por ti, cada
día es un martirio y no sé qué hacer por ti”
Sentí su aliento en mi cabello, su rostro solo a
centímetros del mío reposando en mi hombro y….
Dios mi tatuaje elevó su temperatura.
“Eris…”
Y cómo no? Estaba segura que él lo había sentido y eso
era el motivo por el cual se calló.
“Necesito irme” apenas sonó como un susurro.
“E…”
“No”
Subí a mi habitación corriendo y me lancé boca abajo
sobre mi cama. Cómo era posible que sintiera de ese modo, pero una incógnita
mayor aún se cernía en mi mente.
Si reaccionaba con Alex, cómo era posible que también
lo hiciera con Endimion y peor aún, con mayor intensidad. Acaso era posible que
una Shader fuera compatible con un humano?
Tantas
preguntas sin respuestas y con nadie con quien hablar; si lo hacia con mis
hermanas de seguro se las ideaban para crear –momentos románticos- (como suelen
llamarlos ellas) y no quería esto. Y con Shion, bueno todo lo analizaría desde
el punto que soy rara.
“A resumidas cuentas, mi vida apesta” dije en voz
alta.
Y así me dispuse a dormir, atormentada por una
interminable telaraña de turbios pensamientos.
Me encanto este capitulo, aunque tu siempre me dejas con muchisimas dudas sobre Eris :D
ResponderEliminarBesossss