Estaba presionada entre una pared y el cuerpo de
Endimion, sus labios rozando peligrosamente los míos; su aroma embotándome los
sentidos.
Solo podía sentirlo a él, tan cerca de mi y su dulce
susurro.
“Por qué te resistes, sabes que estamos destinados.
Ami podrás negármelo, como a los demás, pero no te engañes a ti misma.”
“No… yo… tu….te…” tartamudeé.
Trataba de decirla las palabras, pero era como si
estuvieran soldadas a mi lengua y algo dentro de mí gritaba que cerrara esta
puerta y tirara lejos la llave, donde nadie
pueda encontrar nunca jamás. Era como si mi alma rechazara a End por
alguna razón, que debería ser muy obvia y ante la cual estoy totalmente ciega.
Y qué pasa con Alexander? Me digo a mi misma.
Endimion ve mi vacilación y como si nunca hubiera
estado allí, desaparece y en su lugar se encuentra Alex mirando con algún
extraño sentimiento en esos ojos de cielo que no puedo descifrar.
Acaso será odio? Vergüenza? Recelo? Dolor? Amor?
“Alexander, espera…”
Seguí murmurando su nombre y sentí que algo me sacudía
por el hombro.
Abrí los ojos y con mi mejor voz pastosa, reprendía a
la persona que había tomado posesión sobre mi hombro.
“De acuerdo, ya me desperté. Deja de zarandearme y por
favor, dime que ya amaneció” llorisqueé.
“No, oye lo siento. Cómo te sientes?” me preguntó Luz.
“Como si un Scania me pasara por encima?”
“Veo que recuperaste el sarcasmo de nuevo, buena señal
y hey, te he traído comida” me alentó.
“Gracias, por cierto qué hora de la madrugada es?”
“Son las dos de la mañana, ya sé que qué hago
levantada y bueno, estaba preocupada por que no te despertabas. He estado
cuidándote con Alexander.”
“Oh, gracias y ves que estoy mejor. Así que descansa
un poco, lo necesitas y dile al resto que me encuentro bien; es que no dejan de
removerse inquietas en sueños. Lo haría yo, pero…”
“No quieres usar aún tus poderes, lo comprendo no te
preocupes. Te quiero mucho y descansa, tu lo necesitas más que ninguna otra
persona.”
“Buenas noches” le dije.
“Igual para ti, petit ángel.”
Al salir dejó la puerta entre abierta, para poder oír
si necesito algo y también para quedarse más tranquila.
Odio que me traten como si tuviera cinco años y se
olviden de que solo me llevan unos cuantos meses, pero así han sido siempre;
Rachel se había esforzado esta vez, pese al cansancio había cocinado lasaña y
le había puesto ricota como a mi me gusta.
Me devoré la doble porción, en tan solo cinco minutos
y me había quedado sin nada con que bajarla en la mitad de la degustación del
platillo. Por ende, tuve que levantarme e ir a la cocina por más bebida.
Tomé una larga, relajante y estimuladora inspiración,
y con el impulso de la exhalación salté fuera de la cama; mis huesos crujieron
y mis músculos protestaron con tal apresurado movimiento pero no les hice caso.
Estaba sedienta y aún tenía hambre, debido a que había caído en un sueño de más
de doce horas.
Con la ligereza de un gato y como si fuera parte de la
oscuridad de la noche, pasé a ser una mancha totalmente blanca en dicha
penumbra, me deslicé por el corredor hacia las escaleras y por las mismas hasta
la planta baja en el ala oeste de la casa.
Me detuve abruptamente frente al gran ventanal de
vidrios blindados que dan al lateral izquierdo de la casa y que está situado
entre las puertas de roble que conducen a la escalera que utilicé y la de la
lavandería y la cocina. Alex se encontraba de pie a unos buenos veinte metros
de la casa y sostenía su teléfono móvil contra su oreja izquierda, se notaba que
no era una platica muy agradable puesto que su ceño fruncido desentonaba notablemente con su apariencia de ángel
musculoso bajo la luz de la luna; solo se requeriría unas alas blancas y
quitarle los flojos shorts de fútbol que llevaba…
Paré en seco mis pensamientos ahí, ya era bastante
difícil sobre llevar el que mi tatuaje reaccionara con él y que también el que
lo supiera; pero como no reconocer lo que podría compararse con los antiguos
dioses griegos?
Sería tan placentero rendirse a aquellos brazos fornidos,
que tantas veces me han sostenido y también agarrarse con uñas y dientes de
esos impresionantes, grandes, redondeados y suculentos hombros. Como también
recorrer con mis manos aquel desnudo torso perfecto, con toda esa piel tersa y
con leves cicatrices por sus entrenamientos (lo que lo hacía muchísimo mejor).
Inspeccionar minuciosamente cada centímetro de ese incitante estómago, bajar
hacia su vientre y seguir aquella línea de bello rubio oscuro que se pierde
bajo la cinturilla elástica de ese inoportuno shorts.
Sería tan fácil, tan acogedor y estoy casi segura que
la promesa implícita que aquel caliente cuerpo dejaba a la imaginación la mejor
noche y amante que nunca conoceré.
Suspirando profundamente, relajé los hombros y noté
como el aliente me salía en una vaporosa nube y el pecho se me agitaba ante la
expectativa de lo que mi mente fantaseaba hace un momento.
“Sería tan fácil” me dije en voz alta.
Decidida por mi recientemente descubierto deseo,
caminé a paso firme en su dirección
y retorciéndome del frío.
“Claro que no, como se te ocurre? Supongo, que no
tengo más opción que subirme al avión y volver allí. A qué hora parte el vuelo
que me has reservado?
De acuerdo, me apresuraré, adiós Madre.”
Entonces se percató de que alguien lo observaba y se
giró, al tiempo en que abría como platos sus ojos al reconocerme.
“Hey, era tu madre?” le pregunté cohibida.
“Si, ha surgido algo y debo volver inmediatamente. Ya
ha reservado mi asiento en el próximo vuelo” dijo agotado.
“A qué hora parte?”
“En hora y media.”
“Te ibas a ir sin despedirte?” no pude controlar las
palabras.
Tampoco le di tiempo para responderme, puesto que me
giré hacia la casa y le hablé sobre el hombro.
“Dame diez minutos para bañarme y luego te llevo al
aeropuerto.”
Debajo de la ducha, trataba de entender mis
sentimientos con respecto a su partida y siempre obtenía el mismo resultado; un
dolor en el pecho y un vacío insoportable. Traté de compararlo, imaginando, la
partida de Endimion y como lo supuse esas emociones se incrementaron. Me
recordé a mi misma que solo era una ilusión y que lo vería en la mañana, pero
el que no estaría sería Alexander.
Salí del baño, sequé mi cabello y me vestí con una
falda negra plisada, converse negras altas hasta la pantorrilla y una polera de
modal del mismo tono. Tomé mi campera de invierno del perchero y caminé hasta
su dormitorio.
“Pasa” me dijo antes de que tocara.
“Nos vamos?” le dije reclinada sobre el marco de la
puerta.
Se distanció de la maleta que tenía abierta sobre la
cama y se acercó extendiendo su brazo hacia mí, si un paso atrás como si su
tacto me produjera un profundo dolor.
“Voy a calentar el auto, te espero ahí hasta que
termines” dije y me fui.
Pude oírlo maldecir, sé que no estuvo bien pero qué
más podía hacer? Me senté en el asiento del conductor, tan inmersa me
encontraba que no lo escuché acercarse y salté golpeándome la cabeza contra el
techo del auto.
“Podrías hacer un poco de ruido no? Auch” lloré.
“Lo lamento” dijo sentándose.
Arranqué y nos fuimos hacia el aeropuerto.
El incómodo silencio, se fue extendiendo hasta
semejarse a un agujero negro y amenazaba con devorarnos en cualquier momento.
“Música?”
Asentí, no confiando en mi propia voz y un largo
suspiro fue la respuesta a la mía.
Como si el silencio no fue suficiente tortura, en la
radio comenzó a sonar una melancólica canción de Avril Lavigne.
I always needed time on my own
I never thought I'd need your there when I cry
and he days felt like years when I'm alone
and the bed where you lie
is made up on your side
I never thought I'd need your there when I cry
and he days felt like years when I'm alone
and the bed where you lie
is made up on your side
Mientras se sucedían las estrofas de la canción, por
mi mente comenzaron a fluir diversas imágenes de Alexander y me concentré en la
historia de cada una.
When you walk away
I count the steps that you take
did you see how much I need you right now?
I count the steps that you take
did you see how much I need you right now?
La primera vez que lo vi, estaba sentado en los
escalones de la puerta de la puerta de entrada y con su mejor cara de pocos
amigos.
When you're gone
The pieces of my heart are missing you
When you're gone
The face I came to know is missing too
When you're gone
The words I need to hear to always get me through the day
And make it Ok
I miss you
The pieces of my heart are missing you
When you're gone
The face I came to know is missing too
When you're gone
The words I need to hear to always get me through the day
And make it Ok
I miss you
La tarde siguiente cuando demostré mis poderes con la
tierra, llenándolo de lodo y él se puso rígido con lágrimas de cólera bordeando
sus ojos.
I've never felt this way before
everything that I do
Reminds me of you
and the clothes you left
they lie on my floor
and they smell just like you
everything that I do
Reminds me of you
and the clothes you left
they lie on my floor
and they smell just like you
Su resonante risa, cuando caí sobre mis partes
traseras en un entrenamiento e hice pucheros.
When you walk away
I count the steps that you take
Did you see how much I need you right now?
When you're gone
the pieces of my heart are missing you
When you're gone
the face I came to know is missing too
When you're gone
I count the steps that you take
Did you see how much I need you right now?
When you're gone
the pieces of my heart are missing you
When you're gone
the face I came to know is missing too
When you're gone
Su mano entrelazada con la mía, el día que los
acompañamos al aeropuerto.
The words I need to hear to always get me through the
day
and make it Ok
I miss you
and make it Ok
I miss you
Cuando fue presentado en clase de biología, su actitud
de playboy y el enojo que le causó a Endimion.
We were made for each other
out here forever
I know we were
yeah yeah
out here forever
I know we were
yeah yeah
La esperanza en sus ojos cuando me invitó al baile y
pícara sonrisa mientras me probaba el vestido.
All I ever wanted it was for you to know
everything I do I give my heart and soul
I can hardly breathe, I need to feel you here with me
yeah
everything I do I give my heart and soul
I can hardly breathe, I need to feel you here with me
yeah
El pecho inflamado al entrar al gimnasio esa noche y
sus fuertes y tonificados brazos a mí alrededor al bailar.
When you're gone
the pieces of my heart are missing you
When you're gone
the face I came to know is missing too
When you're gone
the words I need to hear will always get me through the day
and make it OK
I miss you
the pieces of my heart are missing you
When you're gone
the face I came to know is missing too
When you're gone
the words I need to hear will always get me through the day
and make it OK
I miss you
Recordé su confesión y la desilusión ente mi
respuesta. Y el dolor en este momento, el dolor cuando le pregunté si no se
despediría.
Todos esos momentos y anhelos, ahora se detendrían por
su partida.
Alrededor de media hora más tarde llegamos al
aeropuerto y lo acompañé hasta la zona de embarque. Mientras caminaba, no podía
evitar sentir aquel vacío en mi pecho y la angustia que implicaba su partida.
Acaso eres retrasada, si tú no lo quieres y entonces
qué diablos sucede? Me regañaba mentalmente.
No había escuchado el llamado que indicaba a los
pasajeros que ya podían abordar el avión.
“Bueno, creo que tienes que irte” dije sin mirarlo.
“Yo…”
Estiró la mano, con la intención de tomarme de la mano
y se lo negué.
“No. Solo no” dije.
“Eris, no hagas esto.”
“Hacer qué?”
“Esto, ignorarme y abstraerte como si te importara una
mierda que me fuera.”
“Y me importa eso. O debería de extrañar a un hombre
que dijo amarme y luego, resulta ser que desconfía de mí. O tal vez porque este
mismo hombre se iba sin siquiera decir HATA LUEGO!”
“Sé que me lo merezco, pero tu sabes que no eres una
Shader normal y mis sentimientos no son influenciados por dudas o suposiciones.
Te amo, no puedes simplemente entender eso maldita
sea? Tanto problema es para ti aceptarme y tratar de formar algo conmigo?”
“Ya te lo dije” respondí apenada.
“Lo sé, solo… nunca he estado detrás de ninguna mujer
y tu pones de cabeza mi mundo entero.”
“Creo que de nuevo estamos en un punto muerto, yo
solo…” suspiré.
“Me gustaría saber que no es por mí, que la razón por
la cual te vas no esté vinculada conmigo y que ojala podamos volver a vernos.
Ya es hora de que te vallas, nos vemos” le dije ya
girándome.
Ni siquiera sé cómo sucedió, pero de pronto los labios
de Alexander estaban presionados contra los míos y sus manos se posicionaban en
mi nuca y cintura.
Al segundo, mis brazos estaban rodeando su cuello y
mis manos enredadas en las hebras doradas de su cabellera empujaban su rostro
más cerca del mío. Sus manos tomaron mi cintura, empujándome más contra su
fuerte cuerpo y el beso se hizo más exigente y acalorado.
Todo marchaba bien, hasta podría decir que fue le
mejor beso de mi vida y eso sería una burda mentira, pero cuando sus suaves y
tiernos dedos rozaron mi tatuaje un desmesurado dolor nos recorrió a ambos.
“Creo, que mejor le damos tiempo” propuso jadeante.
“Huhum.”
Sin más palabras, depositó un casto beso sobre mis
labios y se perdió por la puerta de los pasajeros.
Salí al estacionamiento, me subió al auto y las
cubiertas chirriaron cuando pisé a fondo el acelerador.
El correr con el auto me ayudó a pensar y relajarme,
el retorno a casa me tomó cerca de una hora, así que llegué alrededor de las
cinco menos cuarto de la mañana.
Para mi sorpresa, todas estaban en la cocina
desayunando ya y con la ropa de entrenamiento. Mis hermanas alzaron sus cabezas
al sentirme y me observaron con expresiones sobresaltadas, pero fue Shion la
que intuyó el trasfondo de mi aura.
“Qué pasó?”
“Se fue”
“Quién?” dijo Rachel.
“Alexander” murmuró Shion, sorbiendo de su tasa de
café.
“Qué? Cómo? Por qué?” dijeron las tres
atropelladamente.
Dejé caer los hombros, tomé una profunda respiración y
les conté todo lo ocurrido. La decepción era notable en sus rostros, pero nadie
dijo nada al respecto y mientras me ofrecían un plato con tocino y huevos,
mantuvimos el silencio.
Esperaron a que terminara mi desayuno y salimos a
entrenar.
Luz entró al cuarto de baño mientras yo estaba bajo el
agua de la ducha, queriendo indagar sobre cómo me sentía y si me dolía algo.
“Ya te lo dije no te preocupes, solo tengo este
horrible hematoma donde el demonio me golpeó y Shadow me mordió.
Molesta un poco, pero nada que desencadene mi muerte.”
“No es gracioso.”
“Para mi lo es, ya deja de preocuparte. En un minuto
salgo.”
Una vez me hube cambiado, descendí a la cocina y tomé
otro mini desayuno y me dirigí al garaje. Me paré al lado de la puerta de mi
CROSS FOX, la que usé para llevar a Al al aeropuerto y recordé que Endimion tenía
el mini Cooper.
También mi mente hizo hincapié, en que a partir de la
próxima semana ya no habría razón para que llevara mi auto; puesto que cabíamos
todas de nuevo en la Nissan
de Carol. Moví rápidamente mi cabeza, para despejar la mente y busqué el número
de End.
Al segundo tono respondió.
“Hey, qué onda?”
“Hola, soy Eris”
“Si lo sé, cómo estás?”
“Bien, supongo. Oye me podrías traer mi auto? Yo llevo
tu motocicleta.”
“Si, si. Gracias.”
“Corazón, quién es?” se escuchó por detrás.
“Dile a Georgia que no hay problema por el auto y
llévala al instituto en el vale?”
No esperé respuesta.
“No vemos” y cerré el teléfono.
Me quedé mirando el aparato que yacía en mi palma como
si por algún milagro divino y mágico me diría todo lo que yo quiero saber
respecto a End y su relación. Traté de despejar mi mente masajeándome las
sienes, pero fui interrumpida por un grito de Carol.
“Hey, vienes?”
“Nah, tengo que llevarle la motocicleta a Endimion
recuerdas?”
“Oh si, si. Qué estupidez por mi parte ofrecerte mi
camioneta y privarte de la motocicleta de tu chico.”
“Mierda, que no es mi chico y ya basta.”
Con un coro de risas, se subieron a la x-Trail y
salieron del garaje. Tomé uno de los cascos de Luz del estante y me subí sobre
la moto; giré la llave en el arranque e hice rugir el motor.
Si hay algo que adore más que correr en mi auto, es
sentir la presión del viento y el frío colándose por las fibras de la ropa. El continúo
ronroneo del motor entre los muslos y el vibrante sonido del escape.
Y pensar, que el objeto de mi fascinación le
pertenecía a él solo aumentaba mi júbilo y lograba elevar la adrenalina.
Me tomé todo mi tiempo para disfrutar, sabiendo que
llegaría sobre el último timbre de entrada y no me importaba.
Entrando al aparcamiento, sobre el rugido del caño de
escape pude oír cómo lentamente se apagaba el motor de mi automóvil y a End
saliendo del lado del conductor. Aceleré un poco más y me deslicé justo detrás
del mini Cooper.
Trabé el soporte de la motocicleta y aún sentada me
saqué el casco.
“Hey!” dije.
“Está hermosa y demasiado sexy con ese
atuendo, y en moto; si tan solo…”
Mi cara debería reflejar mi sorpresa, por percibir tal
pensamiento.
“Hey, cómo va?”
“Maldición tenía que ser justo ahora? Se ve demasiado
sexy así vestida y solo lo mejora el hecho que sea mi moto en la que está
montada. Cómo sería si…?” siguió con sus pensamientos.
“Ejem. Creo que andas distraído.”
“Oh, perdón, no te preocupes son solo bobadas. Veo que
no tienes problemas montándola.”
Capté el doble sentido de sus palabras y no pude
evitar responderle del mismo modo.
“No tengo problemas, puedo montar lo que sea.”
Por una milésima de segundo, pude apreciar un cambio en sus ojos de obsidiana y no puedo negar que no me
gustara. Pero no era posible, él ya tenía a Georgia y no era seguro que
estuviera conmigo.
“Con respecto a Georgina, no la he traído conmigo y es
solo que no me pareció justo”.
“No tenías que hacerlo, y sé que no me incumbe pero
qué le dijiste?”
“La llamé y me excusé, diciéndole que no podía
recogerla por que había olvidado hacer unos recados por el viaje de mañana.”
“ Ya veo .Es muy buena novia no es así?”
“ A qué te refieres?”
Había desviado la conversación a un punto peligroso y
tenia que retomar a la zona segura.
“Olvídalo, ya vamos tarde” apunté.
“Para temprano es tarde, así que, qué querías decir?”
“No quise decir nada, solo estaba constatando un hecho
no es así? O acaso no es buena?”
“Demasiado.”
La palabra fue susurrada, que si no fuera porque el
viento las trajo a mis oídos hubiese imaginado escucharlas. El sentimiento de
desamor fue tan palpable, que me hizo preguntar el porque estaban juntos y esto
me dejaba una vez más totalmente desconcertada por sus acciones.
“Tienes razón vámonos, total una amonestación por
llegar tarde no hará daño a tu intachable expediente escolar. Chica A.”
“Has leído mi expediente?” chillé horrorizada.
Su única respuesta, fue una socarrona sonrisa y yo
como idiota petrificada ahí mismo; no me podía creer cómo rayos pudo acceder a
los expedientes.
Cuando salí de mi estado catatónico, él ya se
encontraba cruzando las puertas y tuve que correr, a velocidad humana, para
alcanzarlo. Lo conseguí en el pasillo y esa exasperante sonrisa seguía ahí.
“Tu, insignificante humano. Cómo te atreves, deja de
sonreír.”
“O qué?”
“O te la borraré del rostro.”
“Con un beso.”
Pestañeé en shock, como era posible? Este hombre no
conoce límites, aún teniendo novia coquetea conmigo.
“Sigue soñando casanova.”
“Tu lo sueñas, pero no tiene que ser así y solo
tendrías que pedírmelo cariño” dijo con su rostro cubriendo el mío.
La primera y única reacción que tuve, fue abofetearlo
pero el muy desgraciado sostuvo mi mano y besó la palma.
“Atrápame” susurró sobre mi mano, mirándome con ojos
entrecerrados.
Así como dijo esto, salió corriendo hacia el salón de
biología y yo salí pisándole los talones. Cuando se detuvo en la puerta, lo
detuve antes de que pudiese abrirla.
“Eres despreciable, te odio.”
“El sentimiento es mutuo Señorita Strauss,
totalmente.”
“Gracias por tener la decencia de presentarse a mi
clase, Señores” dijo McGregor.
Entramos al salón, con la tensión entre nosotros casi
palpable y el profesor no nos quitó el ojo de encima por el resto de la clase.
Estaba saliendo, cuando mi celular sonó y comprobé que
era un mensaje y el número no lo conocía. Quizá fuera Alexander, me alegré,
pero no era él y el mensaje me parecía totalmente extraño.
Incluso podía asegurar que se equivocaron al enviarlo,
pero como mi nombre encabezaba el texto tuve que descartar la idea.
Eris necesito hablar
contigo. Georgia.
De acuerdo, quizás no se había tragado la mentira de
End y eso me pone en mala situación.
Suspiré.
“Si mi número comienza a ser de uso público, lo
cambiaré.”
“Lo siento, Georgia me lo pidió más temprano y se lo
dí” dijo Luz a mi espalda.
No me había percatado que lo dije en voz alta.
“No te preocupes, no pasa nada” o eso creo.
Seguimos con el cronograma de clases, en verdad no
pude prestar la debida atención y todo era culpa de él.
En álgebra Luz no dejó pasar mi paseo por las nubes y
me pasó una hoja con solo dos palabras.
Qué sucede?
Nada
No me mientas, qué te
sucede?
No
lo sé, aún no encuentro nada para describirlo.
Alexander?
En
parte.
En parte?
Si,
es que Endimion me dijo “chica A”
Desde cuando te preocupa
lo que te diga? No me digas que-
Le saqué la hoja.
No
es eso, me dijo que ha leído mi expediente escolar y eso me molesta.
Sabes que es imposible,
nuestros registros son los más resguardados.
Puede
ser, ahora dime por qué usamos una hoja cuando puedes hablarme abiertamente.
He estado desde la pasada
hora golpeando tu puerta mental para que me dejes pasar y parece que has echado
todos los cerrojos.
“Gomenazai, así está mejor?”
“Si, pero la próxima vez avisas. Me has hecho caer de
bruces en tu mente.”
Sonó el timbre que anunciaba el final de la clase y el
comienzo del almuerzo. En la puerta estaba Georgia, me obligué a sonar amable.
“Hey G, cómo estás?”
“Hola” dijo Luz.
“Hola chicas, Eris necesitaría hablar contigo. Tienes
tiempo?”
“Claro, vamos a la cafetería.”
“No, por favor, mejor afuera.”
Si pretendía romperme el morro y que no reaccionaría
estaba equivocada.
“De acuerdo, pero tengo que comer algo ok?”
Solo asintió.
“Tengo el almuerzo” dijo.
Vale, la chica lo había pensado todo y yo que la tenía
por una despistada.
Nos fuimos a la azotea, donde de seguro no había nadie
y nadie podría oírnos. Nos acomodamos en el suelo junto a la puerta y no pude
evitar preguntarme, qué demonios sucedía; podría inmiscuirme en su mente y
averiguarlo pero me parecía una invasión.
Georgia es una de las pocas personas que no escucho
como un zumbido en mis oídos y cuando
tengo las barreras en alto para acallar al resto, la pierdo completamente.
“Sobre qué querías hablarme?” dije para romper el silencio.
“No somos las mejores amigas, pero tenemos cierta
confianza” dijo.
“Claro” le respondí aún más perdida.
“Perdón por hacerte pasar por esto, pero no puedo no
puedo hablarlo con mi madre, ni con End y menos que menos con las demás. Es tan
vergonzoso, que siento que se reirían de mí y estoy segura que tú no lo harás.
No creo que te hayas sentido así, pero supongo que lo tomarás con seriedad.”
Rayos es que acaso me tomaba por una persona que le
gustan el mismo sexo? Si ella lo es, no hay problema y si se siente feliz
mejor. Pero el que no haya tenido novio, no significa que me gusten las chicas.
Mi cara debió mostrar algo de lo que pensaba, porque
ella se cubrió el rostro con las manso y negaba con al cabeza.
“lo siento, no debí pedírtelo” dijo tratando de
levantarse.
“Habla” dije tomándola de la mano.
Tomó un largo y profundo respiro.
“Soy linda?”
Creo que mis rasgos faciales se desencajaron en ese
momento.
“Si como atractiva.”
“Por qué?”
“Endimion no quiere tener relaciones conmigo, incluso
me he desv… (Sorbió por la nariz). Trato pero nada consigo y creo que es porque
no le resulto atractiva.”
“Hay G, le das muchas vueltas al asunto.”
Me miró y la acurruqué en mi pecho.
“No te has puesto a pensar, que quizás no sea porque
no le resultas atractiva. No podría ser, que quiere tiempo y no acelerar las
cosas. Que disfrute de tu compañía y quiera lograr cierto grado de intimidad,
antes de intimar de esa manera?”
“En verdad?” susurró.
“Si puede ser, además no hace tanto que salen y no
quiere que pienses que te está usando. Que sale contigo solo por sexo.”
Oh bien, consíganme una 38 y dejen que me mate. De
dónde me ha salido esa melosidad? Y por si no fuera poco, qué hago ayudando a
la novia del chico que me vuelve loca.
Perdí completamente el juicio.
“Solo dale tiempo.”
“Tiempo es lo que no tenemos.”
“Cómo?”
“Nada, muchas gracias ya me siento mucho mejor.”
Terminamos la conversación y nos fuimos a la
cafetería, con los minutos contados para comer; por suerte Carol me había
guardado algo.
“Gracias, te adoro” le dije.
“Oportunista.”
“A tu salud” le dije empinando una lata de refresco en
mi boca.
Todos estallaron en carcajadas y Rach junto a Carol
soltaron dos bombas atómicas.
“Hey qué les parece que salgamos hoy por la noche a
una discoteca?” dijo Rach.
“Si, así festejamos el viaje de mañana” apuntó Carol.
Todos estaban como que no creían lo que decían.
“Shion nos dijo que si” aclaré.
“Perfecto, entonces a cuál vamos?” preguntó Aaron.
“El Círculo” dijimos las cuatro al unísono.
“Yo no puedo, además me han dicho que no al viaje”
dijo Georgia.
“Oh” fue la única respuesta.
“No se preocupen y llévense a End con ustedes, que se
divierta” a cotó.
“Pero,”
“Nada, ya está acordado y podemos vernos cuando
regresen.
Él solo asintió, su mirada rebalsada de pesar e incomodidad.
Acaso sería gay?
Y a mi qué me importaba? No es de mi incumbencia nada
relacionado a su amorío, me decía a mi misma.
“Bueno, entonces, cómo, dónde y a qué hora nos
encontramos?” preguntó Aaron.
“A la medianoche, frente al círculo y vístanse acorde
ok?” solté.
Scott levantó una ceja, cuando al decir “acorde” lo
miré fijamente y desplacé la mirada entre él y Tom.
“Oye qué quieres decir?” dijo molesto.
“Nada de remeras de fútbol, gorros o alguna cosa que
denote que aún no terminamos la secundaria” le aclaró Rach.
“O sea, que tendrá que ponerse una bolsa de papel en
la cabeza?” lanzó End.
Todos enmudecimos ante tal comentario de su parte, no
es muy común oírle bromear así. No pudiendo retener mi risa, abrí la boca y la
carcajada retumbó por la cafetería; por mis mejillas rodaban lágrimas negras
producto de no poder para de reír.
El resto del equipo no tardó en unírseme, riendo a
coro y Scott estaba con el ceño demasiado fruncido; lo que avivó nuestras
risas.
Nos retiramos a la de educación física, donde hoy nos
tocó atletismo.
Finalizada la clase, nos fuimos a los vestuarios y una
vez duchadas mis hermanas comenzaron con el cotilleo de los preparativos para
la noche. A mi aún me faltaba asistir a la clase de música y por ende no podría
llegar a casa temprano como ellas.
La clase de música era llevadera, hasta que la Sta. O´Donell me obligó a
tocar el violín frente a todos. Escogí un pequeño opening muy hermoso y lo
interpreté para la clase, pero la muy considerada profesora no me la iba a
poner fácil.
“Eris, acaso esa melodía tiene letras?” inició.
Asentí.
“Nos la cantarías, supongo que estarás cerca del
final.”
Siempre usaba la misma técnica y como solo faltaba
poco para concluir accedí.
“Desde aquí” le dije.
“Por supuesto” dijo triunfalmente.
Yo quiero volar juntos sobre el mar
No quiero gritar tu nombre en la oscuridad
Tu voz me parece triste
Y solo puedo entregarte esta canción
Serenata.
Sin darme cuenta al cantar fijé mi vista en la de End
y la imagen de nosotros en el pasillo atravesó mi mente, me tenía entre la
pared y su cuerpo mientras se inclinaba sobre mi y… y… me besaba. Habíamos
estado discutiendo y me di cuenta que fue la vez aquella que también nos
dirigíamos a esta clase; pero no nos besábamos así que este pensamiento era d
él, sucedió lo mismo en el baile de invierno.
Agradecí que el timbre sonara justo después de que
terminara, recogí mis cosas y la Señorita O´Donell
nos despidió. Escarbé en mi bolso buscando una barrita de chocolate semi amargo
y la saqué, antes de llegar al auto la barrita ya se alojaba en mi estómago.
“Eris!” gritó alguien y me tomó por el brazo.
Me giré bruscamente, tirando mi brazo del implacable
agarre y me doy cuenta de quien me tiene agarrada es Endimion.
“es que no me has escuchado llamarte?”
“Hum?”
“Solo…” se
acalló.
Antes de que pudiese reaccionar, él ya había bajado su
boca hacia la mía y su lengua lamió lentamente la comisura izquierda de mi
boca.
“Mm, chocolate” dijo sensualmente.
Mi mano derecha se cerró en un puño y en solo segundos
hizo contacto con pómulo izquierdo.
“Maldito engendro, no vuelvas hacerlo” bramé y mi voz
resonó en todo el aparcamiento.
“Eres dura, me gusta. No quieres que lo vuelva hacer
porque temes que te guste?” provocó.
“No juegues con lo que no puedes manejar” advertí.
“Quién dijo que no puedo?”
Imbecil, no lo soporto. Pero este juego lo puede jugar
de a dos y se lo demostraría esta noche.
Me detuve notando que se tocaba el labio inferior, de
donde manaba una fina línea de sangre a causa del puñetazo que le propiné.
Ya había saboreado mi propia sangre a causa de algunas
peleas, pero ahora deseaba degustar aunque sea una pequeña gota de aquella
línea carmesí y lamer la herida hasta que curase.
Wow, eso da miedo.
Abrí la puerta del conductor y me marché sin más, algo
me estaba pasando. No es porque me gustara Endimion, sino porque deseaba su
sangre.
“Eris, cariño, qué sucede?”
Estaba por entrar a una curva muy cerrada a alta
velocidad, cuando oí la voz de Shion y clavé los frenos; pero eso ocasionó que
me deslizara por la carretera hasta salirme y quedar a un metro de un gran
roble.
“Me acabas de dar un susto de muerte” le dije enojada.
“Conduce a casa” dijo mordaz.
Retomé el camino y llegué a casa, sabía de ante mano
que Shion no estaría contenta conmigo.
“Muy bien jovencita, siéntate ahí y habla, ahora
mismo” me dijo cuando me voy cruzar la puerta del garaje.
“No hay nada que hablar.”
“o si, claro que si. Casi te matas hoy” gritó.
“Eso fue porque me asustaste.”
“no te asusté, estabas demasiado inquieta y te colabas
en la mente de nosotras; además tu siempre sabes si alguien quiere entrar y hoy
no lo hiciste.
Luz me ha contado que tampoco prestaste atención hoy y
tú nunca dejas caer tus barreras. Ahora dime qué sucede?” exigió.
“Con respecto a Luz, solamente estaba colgando de la
palmera un rato y con lo de hace un rato…” suspiré con cansancio.
“Estaba asustada, hoy me enojé tanto con alguien que
deseé probar su sangre y ese pensamiento me descolocó.” Solté media verdad.
“Ajá, entiendo tus sentimientos y es completamente
normal. Ya están madurando sus poderes y de vez en cuando, cuando el
temperamento es demasiado la sangre Shader exige un pago por ello.
Como ya sabrás la sangre exige sangre, así que no te
preocupes de acuerdo?”
Asentí, como poder decirle que no era por venganza o
algo por el estilo y en verdad era por el deseo de degustar aquel elixir
carmesí que contiene su esencia, su poder y sobre todo que debe saber a él.
“Por cierto, creo que las chicas me han dejado la
tarea de pedirte permiso y de suplicarte, de ser necesario, para salir hoy por
la noche.
Queríamos ir a Gardans, donde los chicos. Nos darías permiso?”
le dije haciendo ojitos.
“Sabes que no puedo decirte que no, a ninguna de
ustedes” gritó.
La abracé y subí saltando de dos en dos las escaleras,
ya tenía pensado mi vestuario para esta noche. En verdad que iba a caldear las
cosas hoy.
Estaba por abrir la puerta, cuando oí los murmullos
enloquecidos de mis hermanas y me asomé por la puerta entre abierta de Rach.
Ellas ya se habían aseado y tenían el contenido de
todo su guardarropa esparcido por toda la habitación.
“De acuerdo, me dejan afuera y he de recalcar que he
sido yo la que consiguió el permiso.”
“No hagas pucheros Eris, estábamos probando que llevar
hoy, mira a Rach” señaló Carol.
Ella llevaba un mini vestido de satén negro, con finos
tirantes y botas negras a la rodilla.
Mientras se contoneaba frente al espejo, Luz alzó una
minifalda púrpura de pliegues y la unían con un sweater de cachemira crema con
unos zapatitos de bailarina a tono; era el conjunto ideal para ella. Pero la
que me asombró fue Carol, quien observaba emocionada un vestido borgoña de
terminación cuadrada y la parte superior de la prenda y la falda estaban unidas
por solo una tira del mismo material; todo iba perfecto con unos stiletos
negros.
Todas estaban perfectas, ahora sería momento de
prepararme. Pero no sin antes advertir una cosa.
“Ustedes no supondrán que Shion las dejará salir con
esas pintas?” enarqué una ceja.
“Oh, y la monja qué se pondrá?” dijo Luz
sarcásticamente.
“Después les
muestro” dije y me marché.
Las oí murmurar antes de cerrar la puerta de mi
habitación. Me tomé todo mi tiempo en asearme y maquillarme, pero me vestí con
un equipo deportivo para estar más cómoda y cenar. Todo fue tranquilo y llegó
la hora de irse, subí y me cambié teniendo cuidado de colocarme un sobretodo de
cuero negro largo hasta los pies y ceñido en el pecho y cintura.
Nos despedimos de Shion, quien nos miró ceñuda por
nuestros abrigos y agregó.
“Que se diviertan en las montañas y por favor no hagan
demasiado ruido al irse.”
Nos reímos por lo bien que nos conocía, bajamos al
garaje encendimos los autos y nos fuimos a la discoteca. No tardamos tanto,
solo veinte minutos y descubrimos que los chicos ya estaban esperando. Casi nos
destornillamos de risa al ver a tres de los chicos vestidos con pantalones de
vestir, zapatos y camisa, si bien estaban con un look alter office, no se nos
pasó por alto que habían tomado nuestro consejo demasiado al pie de la letra.
“Sus muñequitos de torta os esperan mis hermanas” dije
dramáticamente.
“Cómo es que siempre te llevas la mejor parte?”
refunfuñó Carol.
Ante mi evidente confusión, señaló con el pulgar en
dirección contraria a su novio y me congelé al ver a l ángel oscuro que se
apoyaba contra la Harley.
Endimion llevaba un jean de un color azul oscuro con
zapatillas de cuero negras, junto con una remera de mangas cortas negra con
escote en V y completando el atuendo sobre su hombro se había echado una
cazadora negra.
En cuanto me voy meneó la cabeza y se acercó, estaba
cerniéndose sobre mí y mis rodillas cedieron bajo su siniestra apariencia; su
brazo me rodeó por la cintura y me atrajo a su pecho.
“Creo que te he impresionado” dijo seductoramente.
Sus palabras hicieron que le disipara la neblina que
oscurecía mis sentidos, y haciendo acopio de todas mis fuerzas me separé de él,
recordando el reto tácito de esa tarde. Volví hacia el auto abrí la puerta y me
deshice del abrigo que llevaba, cerré el vehículo y me encaminé en dirección a
la puerta del club nocturno; no sin antes pasar a su lado.
“Creo que el impresionado eres tu” me burlé al verlo
con los ojos como platos y la boca semi abierta.
Una invitación de lo más tentadora, sopesé.
“Si que sabes pasar desapercibida” bromeó Rach.
Había elegido con sumo cuidado las prendas de esa
noche y en efecto cumplieron su cometido.
Llevaba puestos unos jeans de una celeste oscuro y
jaspeado, con un top que llegaba en pico sobre el ombligo y era más estrecho en
la espalda. Se me había antojado ponerme botas de cuero negro con taco aguja y
eran completamente el efecto de CHICA MALA; había recogido mi cabello en una
coleta alta y luego lo había trenzado. El flequillo también estaba echado hacia
atrás y con respecto al maquillaje, no llevaba mucho.
Seguimos andando hasta pararnos frente al gorila que
custodiaba la entrada, Rach chilló y salió volando a sus brazos.
“Hey dulzura, qué haces aquí?” respondió el chico.
“Extrañándote cariño” coqueteaba.
Al ver la mirada asesina de Scott, carraspeé y llamé
la atención de ambos.
“Oh amor mío, cuanto sin verte y por lo que observo mi
imaginación no te hace justicia. Estás exquisita.”
“Hey Nasha” respondí.
Quitó el cordón y nos dejó pasar a todos, caminamos
hacia un costado ascendiendo por una escalera de hierro; al momento los
muchachos preguntaban nuestro destino respondimos sector VIP. Nos acomodamos, pero antes de que pudiera tomar
asiento alguien me asió por la cintura y depositó un amoroso beso en la
mejilla.
“Bájame Nashtel” gruñí.
“De acuerdo preciosa.”
Nashtel saludó a todos y se retiró guiñándome el ojo
muy calurosamente.
Endimion carraspeó y pude notar su rabia.
“Conoces a todos los de seguridad al parecer” dijo
acusadoramente.
“En realidad todas los conocemos, Shion es amiga de su
madre y nos conocemos desde pequeños pese a que ellos ya son mayores de edad”
aclaró Carol salvándome.
“Y no son de seguridad, e club es suyo. Son dueños de
todo esto” declaré.
“Para ser mayores de edad, fijan sus ojos en una
menor” señaló End.
Todos lo quedamos viendo descolocados ante su
comentario y unos segundos luego Tom, Aaron y Scott estallaron en risas.
Mí temperamento estalló con esa última gota.
“No toleraré esto, puedo estar con quien quiera
incluso con un mayor de edad” sentencié.
Diciendo eso me levanté y bajé a la pista de baile.
Necesitaba descargarme o mi poder se haría notable.
Incluso antes de que me tocara lo sentí y giré para
encontrarme de cara a Nashtel.
“Podemos despacharlo si gustas” me comentó.
“Gracias, pero no. Bailamos?”
“Por supuesto” dijo e hizo señas a su hermano Nataniel
en la cabina de DJ.
A continuación el tema cambió a una sonora canción de
americano; él tomó posesión de mi cintura y me atrajo a su descomunal cuerpo.
Sentí su mirada clavada en mi espalda, me volteé y
efectivamente Endimion estaba apoyado sobre la barandilla con el ceño
profundamente fruncido. A sentido de reto me pegué más al cuerpo de mi
acompañante y extendí mi mente a Luz.
“Qué crees que le pasó?” preguntó Rach.
“Ve tu a saber” le respondió Scott.
No me pasó inadvertida la mirada entre él y Aaron.
Decidí dejarlo pasar y divertirme.
Después de bailar durante unas dos horas, pensé en tomarme
un descanso y subí con mis amigos.
Me desplomé sobre el sillón de cuero frente a Carol y
Aaron, me percaté de que faltaba Endimion y hubiese preguntado por él pero me
mordí la lengua; aunque parece que lo convocaba con el pensamiento ya que en
ese momento apareció con una bandeja llena de vasos.
“Tuyo” me dijo.
“Ella no bebe, al menos no contigo niñato. Toma
cariño” dijo Nasha.
“Está contigo Eris?” quiso saber.
“No” respondí automáticamente.
“Entonces porqué tiene posesión de tu hombro” contrarrestó.
Yo me quedé muda, no lo había notado pero era verdad.
Él me había rodeado los hombros con su brazo.
“Para alejarla de pervertidos como tú” le escupió
Creo que fue la palabra –pervertido- o el semblante de
él al decirlo lo que me ocasionó un severo ataque de risa y cuando pude
controlarme me expliqué.
“Es como el hermano que nunca tuve, nunca se acercaría
a mi con otras intenciones y, además, ya no soy una niña puedo cuidarme sola de
pervertidos.”
“Touché”
bromeó Tom.
“Preciosa has bailado con mi hermano, pero conmigo no
y eso no es justo” lloriqueó.
“Vale, pero deja el puchero sabes que no lo necesitas
conmigo” coqueteé.
“Loser” tosió a End.
“Ya deja de reírte a costillas mías y déjalo en paz,
el chico tiene novia.”
Nos estábamos alejando, cuando lo oí mascullar un
juramento y Rach fue quien le respondió.
“No te preocupes, Eris es capaz de mantener a raya a
todo el colegio y los muchachos solo tratan de tentarla, como no ha salido con
nadie hasta el momento. Pero no van en serio” le aseguró.
Sin poder escuchar más, acompañé a Nasha hasta el
centro de la pista, bailamos alrededor de una hora hasta que llegó Nantiel y
bailé con él también. Se nos unieron los demás y bailamos varios temas de moda,
bastante pegadizos.
Nantiel se excusó diciendo que ya había holgazaneado
bastante y se despidió con un tierno beso.
Me había apartado un poco del grupo, cuando comenzó
una canción de reguetón y sentí algo helado rezándome la cadera siguiendo el
diseño tribal. Sentí su aliento en la
nuca y se desplazó hasta el oído, donde comenzó a susurrarme la letra del tema.
Hola que tal
soy el chico de las poesías, tu fiel admirador y aunque no me conocías.
Hoy es noche
de sexo, voy a devorarte nena linda.
Al comenzar la parte movida de la canción presionó su
cadera con la mía y comenzó un provocativo contoneo.
Hoy es noche
de sexo y voy a cumplir tus fantasías.
Entre el movimiento y el susurro, mi mente se nublaba
solo con las sensaciones, pero de algún modo logré recordar la pelea de esa
tarde y mi propósito de esa noche. Mi cuerpo cobró vida propia y las caderas
comenzaron un balanceo al ritmo del reguetón.
Hoy es noche de sexo
Lo juro por Dios que esta noche serás mía.
Para mi sorpresa, End me tomó por la cintura acercándose aún más y siguió el ritmo.
Acércate...
Te diré que...
Nadie te va a tocar como yo
Nadie te lo va a hacer como yo…
Su lengua trazó perezosamente la forma de mi oreja, tenía todas las terminaciones nerviosas a flor de piel y concluí que era hora de ganar la partida.
Giré en sus brazos quedando de frente, presioné la cadera contra la suya y envolví su cuello con una mano, atrayéndolo. Apenas rozando sus labios con los míos le murmuré una fragmento de la canción, mientras aún bailábamos.
Decídete ya cuando será
Que tu boca tocara mi boca
So, dime ya que tú me das
Quiero sentirte, besarte
Mi lengua pasarte
Y vas a sentirte bien
Vamos a pasarla bien
Seguí bailando, disfrutando del estado casi catatónico de Endimion. Estaba por terminar la canción así que me acerqué a su oído.
“Yo gano” proclamé.
No tuve tiempo para su réplica, sentí la presencia poco familiar del Luord que casi lo había matado y sin aviso me perdí entre el gentío. Y ahí estaba el demonio Anton, con una chica en la barra y se disponía a salir con ella por la puerta lateral; me moví rápido tomando por el hombro a la muchacha y ordenándole que se marchara.
Como un borrón, el Luord me tiró contra una alejada pared en penumbras y me tomó por el cuello.
“Oh princesa, creo que he de advertirte que nunca interrumpas mi cena de nuevo” advirtió.
Convoqué a Glospolina y algunas púas cortaron mi mano, haciendo que la sangre recorriera la cola de la misma.
“No puedes atacarme, estamos entre humanos” se regocijó.
La cola de mi espadase enroscó cual serpiente en su cuello y calló con rapidez.
“Tienes razón, no puedo cortarte la cabeza y eso me gustaría; pero puedo marcarte.”
“Te aconsejaría que no lo hicieras, porque en ese caso me vería obligado a tomar tu alma ya que me has alejado la presa.”
Y en ese momento lo sentí, no estaba tratando con un Luord oscuro sino con uno de la luz y no estaba en condiciones de enfrentarle. Ellos eran los que se alimentaban del elixir de la vida y la esencia de la misma. Sangre y almas, eran sus sustentos de vida.
Su boca cayó sobre la comisura de la mía y al mismo tiempo que sentí sus labios, Glospolina rasgó la suave piel se su cuello.
“Hasta tu despertar mi señora, tenemos compañía” y desapareció.
Me encontré con la implacable mirada de End y decidí que era momento de partir.
Me acerqué a mis hermanas.
“Es hora de irnos.”
Todas me observaron y abrieron los ojos cuando Nantiel apareció pálido a mi espalda,
“Estás bien?”
“Claro, pero tienen que poner barreras. Nos vemos otro día” le corté.
“Te mareó” dijo.
“No solo imprimió un poco de su poder, ya está desapareciendo.”
Nos besó a cada una y se marchó.
“Hey qué pasó?” preguntó Scott.
“Nada ya nos vamos” dijo Rachel.
“Cómo hacemos para el viaje?” interrogó Aaron.
“Los pasaremos a buscar a las siete y treinta por sus casas, cada una llevará su auto y nos iremos en ellos de acuerdo?” dijo Carol.
“Sus autos? Y eso?”
“Están mejor equipados” contesté.
“De acuerdo, nos vemos” nos dijeron al saludarnos.
“Creo que te tengo que pasar a buscar” le mencioné a Endimion.
“Podría ser peor.”
“Quizás tengas razón, nos vemos en una hora más o menos.”
“No creen que deberían dormir más?” pidió Tom.
“A nosotras con una hora nos basta, Eris puede funcionar treinta y seis horas sin dormir. No se preocupen” aclaró Luz.
Nos despedimos y nos dirigimos a casa, tenía tiempo de sobre para una ducha y armar el bolso; también una siesta pero eso lo veríamos luego. Por el momento tenía que evaluar las consecuencias de lo sucedido esta noche y cómo sobre llevar ocho horas de viaje en auto con él a mi lado.
Hola, me gusta mucho tu historia. Vi el link de tu blog en el de Aphrodite y me a ganado la curiosidad. Me leí los 15 capitulos en un dia, ojala publiques el #16 pronto, ya que se ve que va a ser interesante.
ResponderEliminarSaludos y felicidades por tu historia.